Espíritu Santo sin tu ayuda buscamos solo nuestra vanagloria

Espíritu Santo sin tu ayuda buscamos solo nuestra vanagloria

Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente. Estas palabras parecen un poco negativas, pero lo que dicen es completamente cierto. Sin la acción del Espíritu Santo no hay nada inocente en nuestras vidas.

Es verdad que sin el Espíritu Santo podemos construir una casa, o ganar dinero, o dar un buen examen; también podemos hacer cosas que en apariencia son virtuosas, como ahorrar dinero, o evitar las drogas, etc. Pero nada de eso es en verdad santo y bello sin la acción del Espíritu Santo.

Porque sin él en realidad estamos siempre buscando nuestro interés personal sin preocuparnos con sinceridad por el bien de los otros. Sin él tampoco nos interesa de verdad la gloria de Dios.

Nosotros podríamos decir que hay personas que no son cristianas, o que son ateas, pero que verdaderamente dan la vida por los demás. Es posible; pero si eso de verdad es sincero y generoso, es porque en ellos está actuando el Espíritu Santo.

Muchas veces él está invitándonos a hacer el bien, pero su impulso no obtiene resultados porque nosotros lo ignoramos o nos resistimos. Pero si en algún momento lo dejamos actuar y brota en nosotros un sentimiento verdadero de bondad, o una decisión realmente generosa, tenemos que darle gracias a él. Porque eso sería imposible sin su impulso, sin su invitación, sin su gracia que nos eleva.

Sin el Espíritu Santo todo es vanagloria

Secuencia de Pentecostes

Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

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