ABRAHAM EMPIEZA LA HISTORIA DE LA SALVACION

ABRAHAM EMPIEZA LA HISTORIA DE LA SALVACION

Introducción a la Historia de la Salvación

Abraham  y sus proyectos

Quien es Abraham

La Biblia relata la historia de un hombre, llamado Abraham, que parte con su esposa y su familia desde Ur de Caldea por un mensaje que escucha del mismo Dios:

“Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré”

Esto significa que tiene que tomar sus rebaños, porque era pastor, a toda su familia y partir sin saber adónde iba. Y  lo hace sin dudar lo cual es increíble, lo cual obviamente no fue nada fácil y esto sucede hace miles de años.

En el capítulo 15 del libro del Génesis, texto del Antiguo Testamento, se relata que Dios le promete a Abraham que lo recompensará. Abraham le responde a Dios que él es “Ariri”, es decir: que no tiene hijos, es un abandonado porque no tiene descendencia. Se queja en este dialogo con Dios y le reprende diciendo “ ¡No me has dado descendencia!” Su esposa es estéril y esto produce un gran dolor  Abraham por tener ya 85 años  y no entiende entonces por qué se llama Abraham, que significa “Padre Sublime”.

La Biblia nos relata esta historia para que de esta realidad descubramos el cumplimiento de las promesas de Dios y veamos que en cada uno de los hijos de Dios estamos sembrando una semilla en el Reino de Dios que da frutos en su pueblo, como sucedió con este hombre que se transformó en el Padre de la FE.

Por ello Abraham da comienzo a un movimiento que termina con la resurrección de Jesús y en esta resurrección damos inicio a nuestra vida en creer en el Dios de Jesús. Por lo tanto, el capítulo 17 del libro comentado dice en el versículo 5 que Dios cambia el nombre a Abraham:

“Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchas naciones”.

Para la Biblia, Abraham es mucho más que un sencillo emigrante en busca de tierra. El tiene una misión que cumplir en este mundo, tal como todos la tenemos y la suya la encontrara después de grandes dificultades y solamente después de dejarse llevar por la mano de Dios, haciéndole caso a lo que El dice.

Muchos años después el pueblo de Israel estando en el exilio vuelve su mirada a Abraham para recorrer ese camino y poder organizarse como pueblo de Dios.

El nuevo pueblo de Dios, el cristianismo, conociendo esta historia, retoma el camino, ahora en Jesús, quien después de su resurrección nos invita a volver a Galilea para dar inicio en Jesús, al camino de la salvación:

“Vayan a Galilea. Allí me verán.”

Abraham no sabía que su misión era dar nacimiento al pueblo de Dios.

La Biblia dice que su familia seguía a los dioses que estaban de moda, dioses falsos (Jdt 5,7) a los cuales recurrían en esas épocas.

Recorriendo el camino, llegó con su familia a Siria. Ya era mayor pues tenía 75 años.  Desde Harán, en Siria, Abraham fue bajando hacia el sur y llegó a Palestina, tierra de los cananeos. Y allí, en aquella región extranjera Abraham oyó decir a Dios: «A tu descendencia daré esta tierra». Ahora ya sabía qué tierra era, pero todavía le faltaba mucho. Le faltaba saber cómo y cuándo tomaría posesión de ella. Le faltaba saber cómo garantizar esa descendencia, pues Abraham no tenía hijos ni podía tenerlos. Eran muchas las preguntas que para él no tenían respuesta.

Abram sólo se convirtió en ABRAHAM mucho tiempo después de empezar la marcha. Al principio no sabía nada.

Sin embargo:

EL PRIMER PROYECTO DE ABRAHAM:

Conflicto entre fe y realidad

Dios prometía: «Abraham, tú serás padre de un pueblo». La realidad decía: Sara es estéril. El conflicto es siempre el mismo hasta ahora: entre fe y realidad, entre el futuro que se espera y el presente que se vive. ¿Qué hacer? Para creer en el futuro tal como Dios lo prometía, Abraham debía creerle a El. Pero no creyó y buscó otro camino, el humano.

El camino que Abraham inventó para garantizar su futuro

Esta fórmula se basaba en una costumbre de la época, garantizada por las leyes de aquel tiempo. Según esta costumbre, el que no tenía hijos podía adoptar a otra persona para ser su heredero y administrar los bienes. Fue lo que hizo Abraham. Adoptó a su criado Eliezer:«…un criado de casa me heredará». Parecía una solución porque con ella garantizaba su futuro,  teniendo fe y confianza en una costumbre de la época, a diferencia de tener fe que Dios le prometía descendencia.

Intervención de Dios en la vida de Abraham.

La respuesta de Dios fue clara. No aceptó la proposición de Abraham  y dijo: «No te heredará Eliezer…»  No es que Dios estuviese en contra de las costumbres de la época. Lo que sucedió es que Abraham  puso  estas costumbres en el lugar de la fe en Dios y las convirtió en la base de su seguridad. Con el rechazo de Dios todo volvió al punto cero. Fue el primer golpe que sufrió Abraham. Pero, a pesar del rechazo, la promesa de Dios seguía en pie y más aún pues Dios dijo: “Abraham, mira al cielo y cuenta las estrellas, si puedes contarlas. Pues bien, así será tu descendencia”.

Por ello Abraham  volvía a su situación inicial, en la búsqueda de un hijo que nacería de sus entrañas, es decir, entre su proyecto y el de Dios.

Para ser fiel a este Dios, tenía que cambiar lo seguro por lo inseguro, dar un paso en la oscuridad. Era como el principio: dejar su tierra y partir a un lugar desconocido sin saber su destino final. Es como si alguien dijera: toma tus cosas y vamos. Adonde?  No sabemos.  ¡Que angustia!

EL SEGUNDO PROYECTO DE ABRAHAM:

La proposición de Sara

El pueblo prometido tenía que nacer de un hijo que fuese sangre del propio Abraham.  Siendo Sara estéril, ella buscó otra forma de garantizar la promesa de Dios y de encajarla dentro de la planificación humana. Entonces,  Sara dijo a Abraham: Mira, Dios me ha hecho estéril. Llégate, pues, a mi esclava.  Podrás tener hijos de ella.

El camino a través de la esclava Agar

Para la mentalidad de aquella época la proposición de Sara era humanamente razonable. Por ello, Agar, la esclava, quedó embarazada. Nació un hijo, hijo de las entrañas de Abraham, exactamente como Dios quería. Le pusieron el nombre de Ismael, que quiere decir «Dios me ha oído». Los dos creían que Ismael sería el hijo con el que Dios realizaría la promesa. Pero Abraham no comprendió que el apoyo de su esperanza  en la fertilidad de Agar, se alejaba grandemente de la fe en Dios.

A pesar de ello, Dios insiste en el cumplimiento de la promesa a través de Sara

Pero, ¡qué podía hacer un hombre con una esposa estéril y anciana, estando destinado a ser padre de un pueblo? Por eso insistió ante Dios para que él realizase su promesa a través de Ismael, el hijo de  Agar. Sólo creía en lo que él mismo veía como posible, de cuyo proyecto no participaba su fe en Dios. Por ello, empezó nuevamente del inicio, es decir, de nada.

La decisión de Abraham

Abraham tuvo que elegir de nuevo: o él creía en Dios y permanecía a su lado para construir futuro tal como el Señor lo deseaba, o dejaba a Dios de lado, para actuar de acuerdo con su propio proyecto que parecía más seguro y no exigía fe.

La opción de Abraham fue el camino de Dios. Cambió lo seguro por lo inseguro y recomenzó todo de nuevo. Desistió de querer manipular a Dios en su propio proyecto e intentó ubicarse él mismo dentro de la visión de Dios, que él, por ahora, no entendía.

EL TERCER PROYECTO DE ABRAHAM:

Para creer lo imposible

Cierto día, sentado a la puerta de su tienda, Abraham recibió la visita de tres mensajeros de Dios. Durante la comida uno de ellos preguntó: «¿Dónde está Sara, tu mujer?» Abraham respondió: «En la tienda». Y el mensajero dijo: «Volveré sin falta el año que viene y entonces tu mujer, Sara, tendrá un hijo»

Nuevamente está Abraham con una promesa, la propia palabra de Dios. Tenían que creer que Dios era capaz de realizar lo imposible. Y la forma concreta de esta fe en Dios era creer que Sara, mujer estéril y anciana, podía dar a luz a un niño.

Ambos creyeron en lo imposible naciendo un hijo que fue llamado Isaac. Todo parecía resuelto. El camino del futuro se abría. Abraham se dejó conducir por Dios y la promesa divina tomó forma humana de un niño. El pueblo del futuro estaba asegurado en el cumplimiento real de una promesa de Dios que se llamaba Isaac. Para Abraham la misión estaba cumplida y podía morir en paz.

Pero…

LA PRUEBA DE FUEGO: RUMBO AL PROYECTO DEFINITIVO

El sacrificio de Isaac

Pero, al parecer, este relato nos desconcierta al llegar al capitulo 22 del libro del Génesis donde dice: Y Dios le dijo: «Toma a tu hijo, al único que tienes, al que tanto amas, Isaac, y vete al monte Moria. Allí me lo sacrificarás en un cerro que yo te indicaré».

A esta altura, Abraham no entendía nada. Después de tener el futuro asegurado, todo se derrumba con la posible muerte del hijo. Así sucede con los padres que hemos vivido la muerte de un hijo. En el caso de Abraham  no habrá pueblo ni tierra, ni cumplimiento de la promesa de Dios.

El poder de Dios que vence a la muerte

Dios había insistido en que Abraham tuviera fe. Y Abraham tuvo fe, hasta el punto de abandonar sus proyectos y proposiciones a Dios para caminar por el camino que EL le indicara, dejándose llevar por EL. Por ello no podía entender.

Abraham se deja conducir por Dios

Esta vez Abraham no expresó su angustia ni defendió a Isaac, como hiciera con Eliezer e Ismael. Fue e hizo lo que Dios le pidió. Dio un salto en el vacío sin ver nada adelante. Pero él no dijo ni reclamó nada; solamente caminó con su hijo. Fue como mudo, en silencio total, testimonio vivo de su fe. Recordemos lo que nos dice la carta a los hebreos: (cap 11) : “Por la fe Abraham, sometido a la prueba, ofreció a Isaac como ofrenda  y, el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo respecto del cual se le había dicho: Por Isaac tendréis descendencia. Pensaba Abraham  que Dios  es capaz de resucitarlo de entre los muertos. Por eso el recobrar a Isaac fue para el como un símbolo”.

Con este acto se garantiza para siempre que Dios vence la muerte,  que la muerte no es la última palabra y que Dios garantiza en Isaac para siempre la vida de su pueblo.

 Lo que le faltaba todavía a la fe de Abraham

Aún nos queda una pregunta: ¿Por qué Dios le pidió su hijo a Abraham? ¿No era ya perfecta la fe de Abraham después de tanta lucha y sufrimiento? ¿Qué le faltaba todavía?

Si Abraham  hubiese pensado que esa decisión quebraba su futuro, una vez más el apoyo de su fe no sería en Dios sino en un ser humano y por ello su descendencia no habría sido el pueblo de Dios, sino el pueblo de Abraham y seguiría sustentando su fe,  como muchos lo podemos hacer hoy, en las cosas, en los seres humanos etc, y no exclusivamente en Dios.

La obediencia de Abraham es la expresión sublime de la fe en Dios y por eso hoy su nombre es ABRAHAM, EL  PADRE  DE  LA  FE.

CONCLUSION:

ABRAHAM:  PEREGRINO

NOSOTROS:  PEREGRINOS EN LA TIERRA HACIA LA JERUSALEN CELESTIAL.

Abraham ha emprendido su peregrinación confiando en la Palabra de Dios.  El “se pone en camino”, dando así comienzo a la historia de la salvación. Seremos peregrinos en esta tierra pero ciudadanos del cielo. Seremos fruto de la alabanza de Dios.

En el Hoy de Mañana,  ¿cómo ser Abraham?

Abraham es aquel que está dispuesto a abandonarlo todo, a cambiar lo cierto por lo incierto, lo seguro por lo inseguro, lo conocido por lo desconocido, el presente por el futuro para seguir a Jesús.

Es salir de nuestras dependencias, amarras, esclavitudes, sentimientos de dependencia, seguridades, y peregrinar hacia la tierra prometida

Es salir día a día de nuestra tierra yendo a tierras desconocidas a mostrar  la buena noticia del Reino. Es caminar de Galilea a Jerusalén viviendo en la esperanza de la resurrección.

 ABRAHAM ES DEJARSE CONDUCIR POR EL ESPÍRITU SANTO.

Luis Alberto López (Diplomado Teología PUC)

JOIN OUR NEWSLETTER
Acepto recibir correos.
¿Quiere estar siempre al día? Ingrese su nombre y correo
We hate spam. Your email address will not be sold or shared with anyone else.

1 comment

  1. Alberto Burgos - 2 Mayo, 2017 3:36 pm

    Muchas gracias, seguiré luchando por cambiar de Abram a Abraham.

    Responder

Su comentario