Sabemos que el Espíritu Santo derrama sus carismas por todas partes. San Pablo nos habla de algunos carismas en 1 Corintios 12,8-11. Pero esos no son los únicos carismas. Hay miles de carismas diferentes. Sin duda, en tu vida también hay varios de esos carismas. Un carisma es una capacidad que el Espíritu Santo bendice y utiliza para que hagas el bien a los demás. No existe sólo el carisma de hacer milagros; también está el carisma de hacer una buena comida para que los demás disfruten. Eso es un regalo del Espíritu Santo.
No existe sólo el carisma de gobernar; también existe el carisma de la simpatía, o la capacidad de decir palabras que alivian a los demás. No existe sólo el carisma de enseñar; también existe el carisma de cantar, de dibujar, de arreglar una casa, de saber invertir el dinero.
Todos tenemos capacidades que el Espíritu Santo quiere utilizar para que nos ayudemos unos a otros a vivir mejor. Descubrámoslos, valorémoslos y aprovechémoslos. Porque es bello sentirse útil, sobre todo cuando uno acepta ser un instrumento del Espíritu Santo.