Ven Espíritu Santo. Derrama en mi interior una profunda fe, para que pueda reconocerte. Dame la gracia de aceptar que de verdad estás aquí conmigo en este momento. Quiero estar en tu presencia sabiendo con certeza que no me abandonas. No puedo confiar en mi mente tan pequeña, porque tu presencia santa es mucho más grande de lo que yo podría razonar o entender. Tampoco puedo confiar en mi sensibilidad, porque tu presencia supera todo lo que yo podría sentir, y tu amor es mucho más que lo que puede percibir mi corazón. Por eso te ruego que hagas crecer mi fe, ya que sólo con la mirada de la fe puedo descubrirte y gozar en tu presencia. Ven Espíritu Santo. Amén.