Ven Espíritu Santo, ven a sanar ese mundo de mis emociones. Mira ese dolor que a veces me carcome el alma, y sánalo.
A veces sufro por el amor que no me dan, por las desilusiones, por las agresiones ajenas, porque a veces no me comprenden, porque no pude comunicarme bien con alguien, porque no me agradecen o no tienen en cuenta mis esfuerzos. No dejes que esos sentimientos me dominen y me quiten la alegría.
Ven Espíritu Santo, toca esas necesidades insatisfechas con tu amor, para que yo no dependa tanto del afecto de los demás. Enséñame a gozar de tu ternura divina, Espíritu de amor, para que mi corazón sea más libre.
No dejes que me vuelva esclavo de mis sensaciones y sentimientos que me abruman. Enséñame a disfrutar de tu amor en cada momento, para que la alegría ilumine mi rostro. Amén.