Ven Espíritu Santo, y enséñame a seguir tus impulsos de amor. Enséñame a intentar cada día reaccionar mejor. Tú conoces mi debilidad, y sabes cuánto me cuesta cambiar mi forma de vivir. Sabes cómo me arrastra muchas veces el egoísmo, el orgullo, la comodidad o la tristeza.
Enséñame a intentar otra manera de encarar la vida. Porque sé que bastan esos pequeños intentos para ir cambiando poco a poco mi existencia.
Ven Espíritu Santo, toca mi inteligencia, mi imaginación, mis capacidades, mis gestos, mi sensibilidad. Tócalo todo con tu gracia, para que me decida a cooperar contigo y así aprenda a vivir mejor. No quiero conformarme con pedirte una nueva vida.
Sé que tengo que entregar algo de mí para alcanzarlo. Ayúdame Señor.
Ven Espíritu Santo. Amén.