Hoy dejo en tu presencia, Espíritu Santo, a todos mis seres queridos. Porque sólo están seguros si tú te apoderas de sus vidas. Penetra en ellos con tu fuerza, cúralos de toda enfermedad y de toda debilidad. Sana también todo lo que esté herido en su interior, todo mal recuerdo, toda angustia, todo mal sentimiento. Tú conoces sus perturbaciones interiores y sólo tú puedes liberarlos de sus males más profundos.
Bendice a mis seres queridos, Espíritu Santo. Concédeles éxito en lo que emprendan. Ilumínalos para que acierten en sus decisiones y concédeles que se cumplan sus sueños más preciosos. Muéstrales el camino para alcanzar su felicidad. Derrama en ellos tu paz, tu alegría, tu amor. Llénalos de esperanza, de luz, de consuelo. Y transfórmalos cada día, Espíritu de vida, para que puedan madurar y crecer, para que sean cada vez más bellos por dentro. Corrige sus defectos y sus vicios y muéstrales la hermosura de las virtudes.
Derrama en ellos tu amor para que se parezcan cada vez más a Jesús y sigan sus pasos. Llénalos de ti, Espíritu Santo.
Fortalécelos, libéralos, inúndalos. Amén.