Una vez más quiero llegar ante ti, Espíritu Santo. Aquí estoy, pequeño, pero importante porque tú me amas. Débil, pero firme en la esperanza. Preocupado por el sufrimiento de muchos hermanos, pero ofreciéndome para acompañarlos en su camino. Inmerso en un mundo competitivo, pero dispuesto a la comunión y al perdón. Conmocionado por la pérdida de valores, pero anunciando un mensaje que cambia los corazones.
Aquí estoy invocándote, Espíritu Santo. Sopla, para que se desplieguen las velas de mi barca y me atreva a remar mar adentro.
Ven Espíritu Santo.