Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar

Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar

Libro de Ezequiel 47,1-2.8-9.12

Un ángel me llevó a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del Altar. Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un camino exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente. Allí vi que el agua fluía por el costado derecho. Entonces me dijo: “Estas aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas. Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas parte adonde llegue el torrente. Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio”.

Salmo 46(45),2-3.5-6.8-9 

El Señor es nuestro refugio y fortaleza,
una ayuda siempre pronta en los peligros.
Por eso no tememos,
aunque la tierra se conmueva

y las montañas se desplomen
hasta el fondo del mar.
Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios,
la más santa Morada del Altísimo.

El Señor está en medio de ella: nunca vacilará;
él la socorrerá al despuntar la aurora.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

Vengan a contemplar las obras del Señor,
Él hace cosas admirables en la tierra.

Evangelio según San Juan 2,13-22 

Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: “Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”. Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué signo nos das para obrar así?”. Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”. Los judíos le dijeron: “Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”. Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.

Comentario del Evangelio: Vosotros sois templo de Dios, y el Espíritu de Dios habita en vosotros (1Co 3,16)

La dedicación que conmemoramos hoy, se refiere, en realidad, a tres casas. La primera es el santuario material… Si bien es preciso orar en cualquier lugar y no existe realmente ningún lugar donde no se pueda orar. Sin embargo, es algo muy adecuado haber consagrado a Dios, un lugar especial donde todos nosotros, cristianos que formamos esta comunidad, podemos reunirnos, estar y orar a Dios juntos, y obtener así más fácilmente lo que pedimos, gracias a esta oración en común, según la Palabra “si dos o tres de vosotros os ponéis de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo» (Mt 18,19)…
La segunda casa de Dios, es el pueblo, la santa comunidad que encuentra su unidad en la iglesia, es decir, vosotros que sois guiados, instruidos y alimentados por un solo pastor u obispo.

Esta es la morada espiritual de Dios, donde nuestra iglesia, esta casa de Dios material, es el signo. Cristo se ha construido este templo espiritual para sí mismo… Esta morada está formada por los elegidos de Dios pasados, presentes y futuros, reunidos por la unidad de la fe y de la caridad, en esta Iglesia, una, hija de la Iglesia universal, y que no se ha hecho, por otra parte, más que una con la Iglesia universal. Considerándose parte de las otras iglesias particulares, no es sólo una parte de la Iglesia, como lo son todas las demás Iglesias. Estas iglesias constituyen no obstante todas juntas la única Iglesia universal, Madre de todas las Iglesias… Al conmemorar la dedicación de nuestra iglesia, no hacemos más que recordar, junto con acciones de gracias, himnos y alabanzas, la bondad que Dios ha manifestado a este pequeño pueblo, llamándolo para que lo conociéramos…

La tercera casa de Dios, es toda alma santa dedicada a Dios, consagrada a Él por el bautismo, que ha llegado a ser templo del Espíritu Santo y morada de Dios… Cuando celebras la dedicación de esta tercera casa, acuérdate simplemente del favor que has recibido de Dios cuando se te ha elegido para venir habitar en ti por su gracia.

Lansperge el Cartujano (1489- 1539)

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