JESÚS ES EL SEÑOR EL CENTRO DE NUESTRA VIDA

JESÚS ES EL SEÑOR EL CENTRO DE NUESTRA VIDA

Jesús es el centro, es el Señor. Una definición que no entendemos bien, porque no es fácil de entender.   Lo cierto es que Jesús es el Señor en cuanto que es quien tiene el poder, la gloria, quien tiene la victoria. Es el único Señor. Jesús es el centro que nos regenera y nos funda en la fe. En cambio, los fariseos ponían en el centro de su religiosidad muchos mandamientos. Y Jesús dice de ellos: Imponen cargas en la espalda de la gente.   Si no está Jesús en el centro, hay otras cosas.

Los cristianos sin Cristo

En el día de hoy encontramos a muchos cristianos sin Cristo, sin Jesús.

a) Por ejemplo, quienes tienen la enfermedad de los fariseos y son cristianos que ponen su fe y su religiosidad, su cristiandad, en muchos mandamientos: ¡Ah! Debo hacer esto, debo hacer lo otro. Cristianos de actitudes: o sea, que hacen cosas porque se tienen que hacer, pero en realidad no saben por qué lo hacen. Pero ¿Jesús dónde está? Un mandamiento es válido si viene de Jesús.

b) Cristianos sin Cristo hay muchos, como los que buscan sólo devociones, muchas devociones, pero Jesús no está. ¡Y entonces te falta algo, hermano! Te falta Jesús. Si tus devociones te llevan a Jesús, entonces bien. Pero si te quedas ahí, entonces algo no marcha.

c) Después está otro grupo de cristianos sin Cristo: los que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, los que van detrás de las revelaciones privadas, mientras que la Revelación se concluyó con el Nuevo Testamento. Estos cristianos tienen deseo de ir al espectáculo de la revelación, a oír cosas nuevas. Pero “¡toma el Evangelio!”.

d) Entre los cristianos sin Cristo están también a los que se perfuman el alma, pero no tienen virtudes porque no tienen a Jesús.

¿Cuál es entonces la regla para ser cristiano con Cristo?

¿Y cuál es el signo de que una persona es un cristiano con Cristo?

Se trata de una regla muy sencilla: es valido sólo lo que te lleva a Jesús, y sólo es válido lo que viene de Jesús.

Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice. De este modo, si algo lleva o viene de Jesús, ve adelante; pero si no viene o no lleva a Jesús, entonces es un poco peligroso.

Es un signo sencillo el del ciego de nacimiento del que habla el Evangelio de Juan en el capítulo noveno. El Evangelio dice que se postró ante Él para adorar a Jesús.

Un hombre o una mujer que adora a Jesús es un cristiano con Jesús. Pero si tú no consigues adorar a Jesús, algo te falta.

Reflexión del Papa Francisco Evangelio según San Mateo 12,1-8 Homilía en Santa Marta, 07 de octubre de 2014

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