Evangelio según San Juan 10,11-18
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre.
Comentario del Evangelio
Sabemos que Jesús significa “Dios salva” o “Dios es mi salvador”. Ahora es, a partir de la muerte y la resurrección de Jesús cuando el nombre de Jesús ejerce todo su quehacer salvífico. El amor nos hace hijos de Dios. Lo más importante es que el Padre nos hace hijos, porque nos ama. Dios, el Dios de Jesús, el Dios del amor, no se guarda para sí lo divino. Esta es la promesa de un Dios Padre, que quiere compartir su vida con nosotros. En el redil de las ovejas, el pastor entra por la puerta. Jesus se nos presenta con la imagen del pastor.
La imagen de la puerta, es la imagen de la libertad y de la confianza. Ya están pisando nuestros pies tus puertas Jerusalén. Ahora Jesús es como la nueva ciudad y el nuevo templo para encontrarse con Dios. Desde Jesús podremos encontrarnos con Dios escuchando su voz y viviendo su vida allá donde estemos. Por Él podemos entrar y salir para encontrar a Dios y para encontrar la vida. Quien pretenda construir un mundo al margen de Jesús lo puede hacer, pero no hay otro camino para encontrarse con el Dios de vida y con la verdad de nuestra existencia que JESUS.
Lecturas del dia
Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,8-12
En aquellos días: Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: ” jefes del pueblo y ancianos, ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado, sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos. El es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado y ha llegado a ser la piedra angular. Porque no existe bajo el cielo otro nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos”.
Salmo 118(117),1.8-9.21-23.26.28.29
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres;
es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los poderosos.
Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias;
Dios mío, yo te glorifico.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Epístola I de San Juan 3,1-2
Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a Él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él,porque lo veremos tal cual es.
Oracion de Basilio de Seleucia (¿-c. 468) Miremos a nuestro pastor, Cristo…
Se regocija con las ovejas que están cercanas a él y va en busca de las extraviadas. No teme montes y bosques; recorre barrancos hasta llegar a la oveja perdida. Y aunque la encuentre en estado lastimoso, no se encoleriza, sino llevado por la compasión, la toma sobre sus hombros y, de su propio cansancio, cura la oveja cansada (Lc 15,4s)…
Con razón Cristo proclama: “Yo soy el Buen Pastor, busco la oveja perdida, recupero a la extraviada, vendo a la que está herida, curo a la que está enferma» (Ez 34,16). He visto al rebaño de los hombres agobiado por la enfermedad; he visto a mis corderos descender al lugar de los demonios; he visto a mi rebaño despedazado por los lobos.
He visto ésto y no lo he visto desde lo alto. Por eso tomé la mano desecada, atrapada por el mal, como por un lobo; desaté aquello que la fiebre había atado; hice ver a aquellos, cuyos ojos permanecieron cerrados desde el seno de su madre; saqué a Lázaro de la tumba, donde yacía desde hacía cuatro días (Mc 3,5; 1,31; Jn 9; 11). «Porque soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por sus ovejas “…
Los profetas conocieron a este pastor, ya que antes de su Pasión, anunciaban lo que iba a venir: “Como cordero, llevado al matadero; como oveja ante el esquilador, no abría la boca” (Is 53,7). Como una oveja, el pastor ofreció su garganta por sus ovejas… Por su muerte, remedia a la muerte; por su tumba, vacía las tumbas…
Las tumbas son pesadas y la prisión está cerrada, mientras el pastor, desciende de la cruz, no viene para llevar a sus ovejas apresadas la alegre noticia de su liberación. Lo vemos en los infiernos donde da la orden de liberación (1P 3,19); lo vemos llamar de nuevo a sus ovejas, llamarlas por su nombre y llevarlas de la estancia de los muertos a la vida.
“El buen pastor da su vida por sus ovejas”.
Así es como se propone ganar el afecto de sus ovejas y a las que saben oír su voz las ama Cristo.