Evangelio según San Lucas 12,49-53
Jesús dijo a sus discípulos: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.
Comentario del Evangelio
Jesús, signo de contradicción
Cuando Simeón cogió a Jesús en brazos, el día que sus padres lo llevaron al templo, proclamó abiertamente que aquel Niño era el Salvador, luz para alumbrar a todas las naciones y gloria de su pueblo, Israel. Al mismo tiempo, dirigiéndose a María, le profetizó que iba a ser un signo de contradicción. No todos lo iban a entender y unos cuantos lo rechazarían; así de complejo es el corazón humano y así de grande, su herida. Jesús vino a sanarlo; y lo hizo entrando en la entraña de la historia, donde hay tantas guerras y tanta violencia; tanta división y tantas banderas; tantas familias rotas y divididas. Apoyados en Jesús, y con su gracia, entremos también nosotros en todas esas batallas para que pueda surgir la verdadera paz.
Lecturas del día
Carta de San Pablo a los Romanos 6,19-23
Voy a hablarles de una manera humana, teniendo en cuenta la debilidad natural de ustedes. Si antes entregaron sus miembros haciéndolos esclavos de la impureza y del desorden hasta llegar a sus excesos, pónganlos ahora al servicio de la justicia para alcanzar la santidad. Cuando eran esclavos del pecado, ustedes estaban libres con respecto de la justicia. Pero, ¿Qué provecho sacaron entonces de las obras que ahora los avergüenzan? El resultado de esas obras es la muerte.
Ahora, en cambio, ustedes están libres del pecado y sometidos a Dios: el fruto de esto es la santidad y su resultado, la Vida eterna. Porque el salario del pecado es la muerte, mientras que el don gratuito de Dios es la Vida eterna, en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Salmo 1,1-2.3.4.6
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.
Diario de santa Faustina Kowalska (1905-1938) Prender fuego en la tierr»: el don del Espíritu Santo (Hech. 2,3)
Oh Espíritu de Dios, Espíritu de verdad y de luz,
vive en mi alma constantemente con Tu gracia divina.
Que Tu soplo disipe las tinieblas,
y que las buenas obras se multipliquen en tu luz.
Espíritu de Dios, Espíritu de amor y de misericordia,
que infundes en mi corazón el bálsamo de confianza,
tu gracia afirma mi alma en el bien,
dándole la fuerza irresistible, la perseverancia.
Oh Espíritu de Dios, Espíritu de paz y de alegría,
que confortas mi corazón sediento
Y viertes en él la fuente viva del amor de Dios,
y lo haces impávido para la batalla.
Oh Espíritu de Dios, huésped amabilísimo de mi alma,
por mi parte deseo ser fiel a Ti.
Tanto en los días de alegría como en los tormentos,
deseo siempre vivir en Tu presencia, oh Espíritu de Dios.
Oh Espíritu de Dios que penetras mi ser en su totalidad,
y me das a conocer Tu vida divina, trina,
y me confías los secretos de Tu esencia divina,
y unida a Ti de este modo, viviré por la eternidad.