Si te invitan a un banquete de bodas no te coloques en el primer lugar

Si te invitan a un banquete de bodas no te coloques en el primer lugar

Evangelio según San Lucas 14,1.7-11

Un sábado Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos.Ellos lo observaban atentamente.Y al notar cómo los invitados buscaban los puestos primeros, les dijo esta parábola:

Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: Déjale el sitio, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.

Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: Amigo, acércate más, y así quedarás bien delante de todos los invitados.

Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.

Comentario del Evangelio

Una de las sorpresas del evangelio de Lucas es su capítulo 14, en el que Jesús explica el protocolo que hay que seguir en la mesa. Es un discurso muy importante. Porque la mesa es un espacio simbólico. Normalmente, en la mesa nos gusta estar con los nuestros y huimos de los extraños.

Aprovechamos las comidas para hacer homenajes, que muchas veces no tienen su origen en auténticos criterios evangélicos. O nos comportamos como si necesitásemos tener siempre el primer lugar. Sin embargo, el Evangelio da la vuelta a nuestra lógica y nos invita a la humildad y el servicio.

Lecturas del dia

Carta de San Pablo a los Filipenses 1,18b-26

Pero ¡qué importa! Después de todo, de una u otra manera, con sinceridad o sin ella, Cristo es anunciado, y de esto me alegro y me alegraré siempre.

Porque sé que esto servirá para mi salvación, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo. Así lo espero ansiosamente, y no seré defraudado. Al contrario, estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.

Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo.

Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús.

Salmo 42(41),2.3.5bcd

Como la cierva sedienta
busca las corrientes de agua,
así mi alma suspira
por ti, mi Dios.

Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios viviente:
¿Cuándo iré a contemplar
el rostro de Dios?

Me dejo llevar por la nostalgia:
¡cómo iba en medio de la multitud
y la guiaba hacia la Casa de Dios

Del diario de  santa Faustina Kowalska (1905-1938)  Amigo, sube más arriba

Oh humildad, flor de gran belleza, veo cuan pocas almas te poseen – ¿es porque eres tan bella y al mismo tiempo tan difícil de alcanzar? Oh sí, lo uno y lo otro. El mismo Dios tiene predilección por ella. Sobre el alma llena de humildad se entreabren las esclusas del cielo y sobre ella se derrama un océano de gracias. Oh, qué bella es el alma humilde; de su corazón, como si fuera un incensario, sube un perfume extremadamente agradable y, a través de las nubes, llega hasta el mismo Dios y llena de gozo su santísimo corazón.

Dios no niega nada a esta alma; una alma así es todopoderosa, influye en el porvenir del mundo entero. Dios, a una tal alma, la levanta hasta su trono. Cuanto más se humilla, más Dios se inclina hacia ella, la sigue con sus gracias y con su poder la acompaña en todo momento. Esta alma está profundamente unida a Dios.

Oh humildad, implántate profundamente en todo mi ser. Oh Virgen purísima y también la más humilde, ayúdame a obtener una profunda humildad. Ahora comprendo porque hay tan pocos santos, es porque hay pocas almas profunda y verdaderamente humildes.

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