Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, dice el Señor

Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, dice el Señor

Evangelio según san Mateo   11, 16-19

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«¿A quién compararé esta generación?

Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.

Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

Comentario

Si hubieras atendido a mis mandatos…

El pueblo judío, por su mal comportamiento, cayó en el destierro. Pero, a pesar de todo, Yahvé nunca le dejó solo. En este pasaje, le recuerda que el Señor busca siempre su bien a través de sus mandatos e indicaciones.

De haber escuchado y obedecido a Dios no estaría en la situación actual. “Si hubieras atendido a mis mandatos, sería tu paz como un río, tu justicia como las olas del mar, tu progenie sería como arena, como sus granos las vástagos de tus entrañas…”.

Pasando al Nuevo Testamento, bien sabemos que Jesús es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Caminando por su misma senda, la vida y la vida en abundancia, ya en esta tierra, anidará en nuestro corazón y después de nuestra muerte podremos gozar de la deseada felicidad total y para siempre.

Hemos tocado la flauta y no habéis bailado

En más de una ocasión, a lo largo del evangelio, vemos a Jesús quejarse de sus oyentes y seguidores. En eta ocasión, se apoya en la generaliza actitud de los niños para recordarles que no siguen sus palabras, sus indicaciones. “Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado”.

En todo momento, en las indicaciones de Jesús más suaves y en las más costosas, hemos de hacerle caso, el mejor, el único camino para conseguir la alegría de vivir tanto en la tierra como en el cielo.

En todo momento, apoyados en este pasaje evangélico, hemos de hacer caso a Jesús. Que Jesús no se pueda quejar de nosotros.

Lectura del libro de Isaías 48, 17-19

Esto dice el Señor, tu libertador,
el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios,
te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir.
Si hubieras atendido a mis mandatos,
tu bienestar sería como un río,
tu justicia como las olas del mar,
tu descendencia como la arena,
como sus granos, el fruto de tus entrañas;
tu nombre no habría sido aniquilado,
ni eliminado de mi presencia».

Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6

R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

 

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