Evangelio según san Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche y le dice:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:
“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».
Comentario
¿Recibisteis el Espíritu por observar la Ley o por haber respondido a la fe?
El texto de la Carta a los Gálatas nos plantea la dicotomía entre la Gracia de la Fe y el cumpli-miento de la ley. Solo la Fe en Cristo salva y da frutos de Santidad y Amor, no el mero cumplimiento de una Ley, que tanto había criticado Jesús en sus disputas con los fariseos. Por ello hoy decimos que la actitud de los gálatas ciertamente es muy actual también en nuestras comunidades. Hablar de Gracia para no pocos es algo teórico que más parece ilusión que realidad y nos aferramos a los dogmas, a las leyes, normas… y nos olvidamos de que es la Fe y la Gracia de Dios lo que da sentido a toda la religión cristiana.
En la parábola del amigo insistente e inoportuno, Jesús nos quiere hacer ver dos cosas muy importantes: primero, que es muy importante pedir y hacerlo insistentemente a tiempo y a destiempo: toda oración que se precie debe ir en este sentido si realmente me doy cuenta de que necesito al Señor en mi vida y en la de mis seres queridos. En segundo lugar, que Dios siempre está en actitud de espera activa y de pronta respuesta. La oración, como nos dice Santa Teresa, “es tratar de amistad con Alguien que sabes que te quiere” y esto es ciertamente muy consolador. Orar, finalmente, no requiere palabras (y menos si son solo aprendidas, desconociendo su sentido), sino fe y mucho amor.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 1-5
¡Insensatos Gálatas!
¿Quién os ha fascinado a vosotros, a cuyos ojos se presentó a Cristo crucificado? Solo quiero que me contestéis a esto: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por haber escuchado con fe? ¿Tan insensatos sois? ¿Empezasteis por el Espíritu para terminar con la carne? ¿Habéis vivido en vano tantas experiencias? Y si fuera en vano… Vamos a ver: el que os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por haber escuchado con fe?
Salmo Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. R/.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”. R/.
Y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. R/.