Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo

Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo

Evangelio según San Lucas 5,33-39

En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”. Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.

Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos!  Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor”.

Comentario del Evangelio

Esta vez el conflicto es entorno al ayuno, uno de los mejores exponentes de la religiosidad para el piadoso judío. En este contexto el Maestro aprovecha la ocasión para dejar bien claro cuál es el perfil del Reino de Dios. Porque no nos salvará ni el ayuno ni cualquier otra práctica religiosa por respetables que sean, sino la presencia entusiasta del esposo, Jesús el Señor. Haríamos bien en comprometernos a vivir un seguimiento del Maestro con jovialidad, convencidos que la fuente de nuestra alegría está en el evangelio de Jesús y en Jesús como evangelio. Hoy nos preguntamos:
¿Cuáles son los conflictos en torno a las prácticas religiosas que son motivo de mucha discusión y polémica?
¿Cuál es la imagen de Dios que está por detrás de todas estas ideas preconcebidas, normas y prohibiciones?
¿Seguimos a Jesús o sólo cumplimos las normas?

Lecturas del dia

Carta de San Pablo a los Colosenses 1,15-20

El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él.

El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo, porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.

Salmo 100(99),1-2.3.4.5

Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.

Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre.

¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.

Conferencias de san Juan Casiano (c. 360-435)¿Los invitados de la boda pueden ellos mismos ayunar mientras que el Esposo está con ellos?

Nosotros habiendo salido de Siria por la provincia de Egipto, deseosos de allí aprender los principios de los antiguos monjes, nos hemos sorprendido de la gran cordialidad con la que hemos sido recibidos. Contrariamente a lo que nos habían enseñado en los monasterios de Palestina, no se guardaba la regla de esperar la hora fija para la comida, excepto el miércoles y el viernes, allí nosotros rompimos el ayuno.

Uno de los ancianos, a quien preguntamos el por qué, según ellos, se omitían los ayunos cotidianos fácilmente, nos respondía: “El ayuno está siempre conmigo, pero vosotros, bien pronto os vais a despedir, yo no podría cuidar de vosotros sin descansar en lo mío”Y el ayuno, que es útil y necesario, es por tanto la ofrenda de un presente voluntario, mientras que el cumplimiento de obrar la caridad es la exigencia absoluta del precepto.

También, acogiendo en vosotros a Cristo, yo debo comer, y después de tener dado descanso, yo podré compensar en mi el ayuno más estricto la humanidad que me habéis manifestado en consideración a Cristo. En efecto, “los amigos del esposo no pueden ayunar mientras que el esposo está con ellos, pero cuando él esté ausente, entonces lo podrán hacer”.

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