Mateo ven sígueme

Mateo ven sígueme

Evangelio según San Mateo 9,9-13

Al salir Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo: Sígueme. Mateo se levantó y le siguió. Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos cobradores de impuestos, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: ¿Cómo es que vuestro maestro come con los cobradores de impuestos y los pecadores? Jesús los oyó y les dijo: Los que gozan de buena salud no necesitan médico, sino los enfermos. Id y aprended qué significan estas palabras de la Escritura: Quiero que seáis compasivos, y no que me ofrezcáis sacrificios. Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Comentario del Evangelio

Jesús condenaba el pecado de los injustos, que ganaban dinero de malas maneras. Pero no cerraba sus puertas a nadie, y no escapaba de los peores pecadores. En cambio, había algunos muy religiosos, sobre todo los fariseos, que evitaban todo contacto con los pecadores públicos. Los consideraban despreciables y contaminantes. De hecho, “fariseo” significa “separado”, alguien que se considera a sí mismo un puro, bien separado de la masa de los imperfectos. A Jesús le molestaba mucho esa soberbia egocéntrica. Él no tenía problema en mostrarse cercano a los pecadores públicos más famosos y odiados. Los fariseos reprochaban esta actitud y Jesús intentaba hacerles ver que Dios quiere misericordia, porque no busca condenar sino sanar. Pero los fariseos no reconocían que ellos mismos necesitaban ser sanados, liberados de su profunda vanidad.

Lecturas del día 

Libro de Amós 8,4-6.9-12

Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país. Ustedes dicen: “¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos hasta los desechos del trigo”.  Aquel día -oráculo del Señor- yo haré que el sol se ponga al mediodía, y en pleno día cubriré la tierra de tinieblas; cambiaré sus fiestas en duelo y todos sus cantos en lamentaciones; haré que todos se ciñan un sayal y que se rapen todas las cabezas; haré que estén de duelo como por un hijo único, y su final será como un día de amargura. Vendrán días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre sobre el país, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Se arrastrarán de un mar a otro e irán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán.

Salmo 119(118),2.10.20.30.40.131 

Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón,

Yo te busco de todo corazón:
no permitas que me aparte de tus mandamientos.

Mi alma se consume,
deseando siempre tus decisiones.

Elegí el camino de la verdad,
puse tus decretos delante de mí.

Yo deseo tus mandamientos:
vivifícame por tu justicia.

Abro mi boca y aspiro hondamente,
porque anhelo tus mandamientos.

Comentario del Evangelio por  San Juan Crisóstomo (c. 345-407)  Homilías sobre san Mateo

¿Por qué Jesús no llamó a Mateo al mismo tiempo que a Pedro, a Juan y a los demás ?Así como vino sobre la tierra cuando sintió que los hombres estaban dispuestos a obedecerle, del mismo modo llamó a Mateo cuando supo que lo seguiría. Es por la misma razón que llamo a Pablo solamente después de la Resurrección (Ac 9). Pues, sondeando los corazones, penetrando a lo más íntimo del alma de cada uno, sabía bien a qué momento cada uno estaba dispuesto a seguirle. Si Mateo no fue llamado desde el principio, es que aún tenía duro el corazón; pero después los numerosos milagros, cuando el renombre de Jesús había crecido, estaba más dispuesto a escuchar al Maestro, y Jesús lo sabía.

Conviene admirar también la virtud de este apóstol, que no disimula su vida pasada…Su profesión era vergonzosa, sin conciencia; el provecho que sacaba no tenía excusa alguna. Pese a todo esto, Jesús lo llamó. No se avergonzó en llamar a un publicano, como tampoco lo hizo al hablarle a una prostituta, a quién incluso le permitió que le besara los pies y que se los regara de lágrimas (Lc 7:36s). Pues si vino, no es solamente para sanar los cuerpos, sino también para sanar las almas. Es lo que acababa de hacer con el paralítico; después de haber mostrado claramente que tenía el poder de perdonar los pecados, vino hacia Mateo, a fin que las personas no se sorprendan al verlo escoger un publicano como discípulo.

 

JOIN OUR NEWSLETTER
Acepto recibir correos.
¿Quiere estar siempre al día? Ingrese su nombre y correo
We hate spam. Your email address will not be sold or shared with anyone else.

Su comentario