Evangelio según San Lucas 10,38-42
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”. Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
Comentario del Evangelio
La inquietud nos domina, pero a la vez nos define: “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti” (san Agustín). El problema es ignorar el origen, el sentido y la meta de esa inquietud que nos habita: “Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber; lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed” (A. Machado). Por eso, buscamos saciarla en un activismo que nos agota y desquicia. Porque sólo Dios puede saciarla; su Palabra y su rostro son lo “único necesario”. “Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu templo santo?” (Sal 14). Que mi corazón, Señor, se sacie con tu Palabra. Que mis manos se cansen haciendo tu voluntad en mis hermanos.
Lecturas del día
Libro de Génesis 18,1-10a
El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo,diciendo: “Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor.Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol.Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!”.
Ellos respondieron: “Está bien. Puedes hacer lo que dijiste”. Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: ¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas. Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo.Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol.
Ellos le preguntaron: “¿Dónde está Sara, tu mujer?”. “Ahí en la carpa”, les respondió.Entonces uno de ellos le dijo: “Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo”. Mientras tanto, Sara había estado escuchando a la entrada de la carpa, que estaba justo detrás de él.
Salmo 15(14),2-3.3-4.5
El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor.
El que no se retracta de lo que juró,
aunque salga perjudicado;
el que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.
Carta de San Pablo a los Colosenses 1,24-28
Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.
Comentario de san Ambrosio (c. 340-397) Marta y María acogiendo la Sabiduría de Dios (1 Co 1,24)
La virtud no tiene más que una cara. El ejemplo de Marta y María nos demuestra en las obras de una la dedicación activa y en la otra la atención piadosa del corazón a la palabra de Dios. Si esta atención está unida a una fe profunda, es preferible a las obras mismas: “María ha escogido la mejor parte y no se le quitará”. Esforcémonos, pues, nosotros también, en poseer lo que nadie nos podrá quitar jamás, prestando atención; porque si no, el mismo grano de la palabra divina puede ser arrebatado si cae al borde del camino. (cf Lc 8,5.12)
Sé, pues, como María, animado por el deseo de la sabiduría; es una obra mayor y más perfecta. Que las preocupaciones del servicio no te priven de aprender a conocer la palabra celestial. No critiques, ni juzgues como holgazanes a los que vieras aplicarse a la sabiduría, porque Salomón, el pacífico, la invocó para que hiciera morada en su casa. (Cf Sb 9,10) Con todo, no se trata de reprochar a Marta sus buenos servicios, pero María tiene la preferencia, por haber elegido la mejor parte. Jesús posee muchas riquezas y las distribuye con largueza. La mujer más sabia ha escogido lo que había juzgado como más importante.
En cuanto a los apóstoles, no prefirieron dejar la palabra de Dios para dedicarse al servicio (Hch. 6,2) Las dos actitudes son obra de la sabiduría, porque Esteban, él también, estaba lleno de sabiduría y fue escogido como servidor, como diácono (Hch. 6,5.8)… Porque el cuerpo de la Iglesia es uno; y los miembros siendo diversos, tienen necesidad los unos de los otros. “El ojo no puede decir a la mano: No te necesito; ni la cabeza puede decir a los pies: No os necesito…” (1Cor 12,21)… Si algunos miembros son más importantes, los otros son, sin embargo, necesarios. La sabiduría reside en la cabeza, la actividad en las manos.