Evangelio según San Juan 16,29-33
Los discípulos le dijeron a Jesús: Por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios. Jesús les respondió: ¿Ahora creen? Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo.
Comentario del Evangelio
Hacerse uno con el Otro. ¿Por qué creemos? Alguno dirá que por haber sido bautizado, aunque hay quien afirma que tiene esta fe por herencia. Otros tal vez creen porque “en algo hay que creer”. Pero, ¿qué es lo que nos tiene convencidos? O deberíamos decir mejor: ¿Qué nos une realmente a Cristo? Ahí está la clave, en hacernos uno con Él, que al mismo tiempo es hacernos uno con “aquellos” que también son Él.
Así es como vencemos al mundo, porque nos vencemos a nosotros mismos y a nuestro encierro. Haciéndonos uno con el Otro, entonces vemos con claridad, como vieron aquellos discípulos y, por lo tanto, creemos.
Lecturas del día
Libro de los Hechos de los Apóstoles 19,1-8
Mientras Apolo permanecía en Corinto, Pablo, atravesando la región interior, llegó a Efeso. Allí encontró a algunos discípulos y les preguntó: Cuando ustedes abrazaron la fe, ¿recibieron el Espíritu Santo? Ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído decir que hay un Espíritu Santo. Entonces, ¿qué bautismo recibieron?, les preguntó Pablo. El de Juan, respondieron. Pablo les dijo: Juan bautizaba con un bautismo de penitencia, diciendo al pueblo que creyera en el que vendría después de él, es decir, en Jesús. Al oír estas palabras, ellos se hicieron bautizar en el nombre del Señor Jesús.
Pablo les impuso las manos, y descendió sobre ellos el Espíritu Santo. Entonces comenzaron a hablar en distintas lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo fue luego a la sinagoga y durante tres meses predicó abiertamente, hablando sobre el Reino de Dios y tratando de persuadir a sus oyentes.
Salmo 68(67),2-3.4-5ac.6-7ab
¡Se alza Dios!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.
Tú los disipas como se disipa el humo;
como se derrite la cera ante el fuego,
así desaparecen los impíos ante Dios.
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
¡Canten a Dios,
¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes!
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos.
De san Juan de la Cruz (1542-1591) Dichos de luz y amor
«Lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo» Procure conservar el corazón en paz; no le desasosiegue ningún suceso del mundo; mire que todo se ha de acabar. No apaciente el espíritu en otra cosa que en Dios. Deseche las advertencias de las cosas y traiga paz y recogimiento en el corazón. Si quieres que en tu espíritu nazca la devoción y que crezca el amor de Dios y apetito de las cosas divinas, limpia el alma de todo apetito y asentimiento y pretensión, de manera que no se te dé nada por nada. Porque así como el enfermo, echado fuera el mal humor, luego siente el bien de la salud y le nace gana de comer, así tú convalecerás en Dios si en lo dicho te curas; y sin ello, aunque más hagas, no aprovecharás.
Entra en cuenta con tu razón para hacer lo que ella te dice en el camino de Dios, y te valdrá más para con tu Dios que todas las obras que sin esta advertencia haces y que todos los sabores espirituales que pretendes. El cielo es firme y no está sujeto a generación, y las almas que son de naturaleza celestial son firmes, no están sujetas a engendrar apetitos ni otra cualquier cosa, porque se parecen a Dios en su manera, que no se mueven para siempre.