Evangelio según San Lucas 9,43b-45
Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les estaba velado de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.
Comentario del Evangelio
El evangelio nos habla del segundo anuncio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Un anuncio que surge cuando todos quedaban admirados por las cosas que hacia Jesús. En este contexto es difícil entender y aceptar la cruz; resulta algo contradictorio. Hoy nos preguntamos:
¿En los momentos dolorosos confiamos en Jesús?
¿Responsabilizamos a Dios por nuestros sufrimientos?
¿Damos gracias a Dios por lo bueno y lo malo?
Lecturas del dia
Libro de Zacarías 2,5-9.14-15a
Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano una cuerda de medir. Entonces le pregunté: “¿A dónde vas?”. El mes respondió: “Voy a medir Jerusalén, para ver cuánto tiene de ancho y cuánto de largo”. Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su encuentro y le dijo: “Corre, habla a ese joven y dile: Jerusalén será una ciudad abierta por la gran cantidad de hombres y animales que habrá en ella. Yo seré para ella -oráculo del Señor- una muralla de fuego a su alrededor, y seré su Gloria en medio de ella”.
Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque yo vengo a habitar en medio de ti -oráculo del Señor-. Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y habitarán en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los ejércitos!
Libro de Jeremías 31,10.11-12ab.13
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.»
Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.
Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción.
San Pedro Crisólogo (c. 406-450) Los discípulos no comprendían sus palabras
Escuchad lo que pide el Señor: “Reconoced en mí vuestro cuerpo, vuestros miembros, vísceras, huesos y sangre» (cf. Lc 24,39). Y si lo que pertenece a Dios os causa temor, ¿será que no os gusta lo que es vuestro? …
Tal vez, la enormidad de mi Pasión, de la que sois los autores, ¿os causa vergüenza? No tengáis miedo. Esta cruz no fue mortal para mí, sino para la muerte. Estos clavos no me penetran de dolores, sino de un amor más profundo hacia vosotros. Estas heridas no causan mis gemidos, sino que os permiten entrar más hondo en mi corazón. El acuartelamiento de mi cuerpo os abre los brazos, no aumenta mi tormento. Mi sangre no se ha perdido para mí, ha sido vertida para vuestro rescate (Mc 10; 45).
Venid, pues, volved a mí y reconoced a vuestro Padre, al ver que os da bien a cambio de mal, amor a cambio de ultrajes y mucha caridad a cambio de grandes heridas.