Jesús tomó de la mano al enfermo lo curó y lo despidió

Jesús tomó de la mano al enfermo lo curó y lo despidió

Evangelio según san Lucas 14,1-6

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía. Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: “¿Está permitido curar en sábado o no?”. Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: “Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?” A esto no pudieron responder nada.

Comentario del Evangelio

El evangelio de hoy tiene mucha vigencia y actualidad: Aunque en muchas ocasiones podemos responder favorablemente, a veces pareciera que nuestra formación familiar, educacional y/o social nos inhibe, para no amar a nuestro prójimo, (a cualquier prójimo). Otras veces, nos escudamos en formalidades o excusas acomodaticias que Jesús en este evangelio nos llama a no caer, tal como se los dice fuerte y directamente a los maestros de la Ley y a los fariseos. Actitudes de mucho rigor y legalismo inmovilizan el amor fraterno y la solidaridad, abandonando así el mensaje fundamental de Jesús. Hoy, preguntémonos:

¿Vamos a esperar que pase el domingo para actuar?
¿No es hora ya, de cambiar tu actitud?
¿Estamos dispuestos a dejar la ley eclesial para ayudar?

Lecturas del dia

Carta de San Pablo a los Romanos 9,1-5

Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo. Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza. Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas.

A ellos pertenecen también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén.

Salmo 147,12-13.14-15.19-20

¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti.

El asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente;

Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.

Enseñanza de Balduino de Ford (¿-c. 1190) abad Hacia el sábado en plenitud

Moisés dice: “El sábado será consagrado al Señor.” El Señor ama el descanso, quiere descansar en nosotros y que nosotros descansemos en él. Pero hay un descanso de los tiempos a venir del que está escrito: “Dichosos desde ahora los muertos que mueren en el Señor. De seguro, podrán descansar de sus trabajos.” Y hay un descanso del tiempo presente del cual dice el profeta: “Dejad de hacer el mal.”

Se llega al tiempo de descanso futuro por las seis obras de misericordia que se enumeran en el evangelio, en el lugar donde se dice: “Tuve hambre y me disteis de comer” […] “Hay seis días en que se puede trabajar” luego viene la noche, es decir la muerte, cuando no se puede hacer nada. Después de estos seis días viene el sábado. Cuando todas las buenas obras se han realizado llega el descanso de las almas.

(Referencias bíblicas: Ex 31,15; Ap 14,13; Is 1,16; Mt 25,35ss; Lc 13,14; Jn 9,4)

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