Evangelio según San Mateo 17,10-13
Al bajar del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: ¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías? El respondió: Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre. Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.
Comentario del Evangelio
Es el tiempo de acoger a Jesús en nuestras vidas. La gente esperaba que Elías volviera para reconstruir comunidades, reconducir el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres. Esta era la gran esperanza de la gente. Jesús interpreta que la esperanza de Elías se concretó en Juan el Bautista. Sin embargo, el pueblo no respondió como se esperaba. Prueba de ello es que Juan fue ejecutado. Lo mismo pasará con el Mesías, cuya intención será redimir a toda la humanidad y también será víctima de quienes no lo acepten. Así se nos invita, así se nos desafía a acoger a Jesús, a convertir el corazón para su venida. Hoy preguntamos:
¿Cómo estoy cultivando mi corazón para recibir a Jesús?
¿Tengo a Jesús en mi corazón o solo creo tenerlo?
Lecturas del dia
Libro de Eclesiástico 48,1-4.9-11
Surgió como un fuego el profeta Elías,
su palabra quemaba como una antorcha.
El atrajo el hambre sobre ellos
y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor, cerró el cielo,
y también hizo caer tres veces fuego de lo alto.
¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios!
¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego
en un carro con caballos de fuego.
De ti está escrito que en los castigos futuros
aplacarás la ira antes que estalle,
para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.
¡Felices los que te verán
y los que se durmieron en el amor,
porque también nosotros poseeremos la vida!
Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19
Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
Las Disertaciones de Afraates (¿-c. 345) Los discípulos comprendieron que les hablaba de Juan, el Bautista
Nuestro Señor da testimonio de que Juan es el más grande de los profetas, pero ha recibido al Espíritu con medida, puesto que Juan ha obtenido un espíritu semejante al que había recibido Elías. De igual manera que Elías había permanecido en la soledad, así el Espíritu de Dios ha conducido a Juan a permanecer en el desierto, en las montañas y en las grutas. Un cuervo había volado para socorrer a Elías y alimentarle; Juan comía saltamontes.
Elías llevaba un cinturón de piel; Juan llevaba un vestido de piel de camello alrededor de la cintura (Mt. 3,4). Elías fue perseguido por Jezabel; Herodías ha perseguido a Juan. Elías había reñido a Acaz; Juan riñó a Herodías. Elías había partido en dos las aguas del Jordán; Juan ha abierto el bautismo.
El doble del espíritu de Elías se puso sobre Eliseo; Juan ha impuesto las manos a nuestro Salvador, que ha recibido el Espíritu sin medida (Jn 3,34). Elías abrió el cielo y se elevó, Juan vio los cielos abiertos y al Espíritu descender y posarse sobre nuestro Salvador.