Evangelio según san Lucas 10,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
Comentario del evangelio
Jesús pone en nosotros una inmensa confianza: El que los escucha a ustedes, me escucha a mí. Lo hizo con los Doce, luego con otros setenta y dos discípulos, y lo hace ahora con nosotros mismos y con todos sus seguidores de todos los tiempos. Pero también nos advierte que la misión no sólo es abundante, sino que tiene dificultades que no se refieren solamente a personas sino tambien a ciudades, grupos de personas, conglomerados sociales. Tal vez las circunstancias en las que tenemos que desempeñarnos como discípulos misioneros nos desalientan, nos tientan a cuestionarnos, nos interpelan, pero, en definitiva, nos invita a seguir depositando nuestra esperanza en el Señor. Hoy nos preguntamos:
¿A qué nos está invitando Jesús hoy?
¿Qué de Corozaín y de Betsaida vemos en nuestro entorno y en nuestra propia vida?
¿Somos capaces, sin temor, de trasmitir el mensaje de Jesús?
Lecturas del dia
Lectura del libro de Job 38,1.12-21;40,3-5
El Señor habló a Job desde la tormenta:
«¿Has mandado en tu vida a la mañana
o señalado su puesto a la aurora,
para que agarre la tierra por los bordes
y sacuda de ella a los malvados;
para marcarla como arcilla bajo el sello
y teñirla lo mismo que un vestido;
para negar la luz a los malvados
y quebrar el brazo sublevado?
¿Has entrado por las fuentes del Mar
o paseado por la hondura del Océano?
¿Te han enseñado las puertas de la Muerte
o has visto los portales de las Sombras?
¿Has examinado la anchura de la tierra?
Cuéntamelo, si lo sabes todo.
¿Por dónde se va a la casa de la luz?,
¿dónde viven las tinieblas?
¿Podrías conducirlas a su tierra
o enseñarles el camino de su casa?
Lo sabrás, pues ya habías nacido
y has cumplido tantísimos años».
Job respondió al Señor:
«Me siento pequeño, ¿qué replicaré?
Me taparé la boca con la mano.
Hablé una vez, no insistiré;
dos veces, nada añadiré».
Salmo 138, 1-3, 7-8. 9-10. 13-14ab
R. Enséñame, Señor, tus leyes.
Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente,
porque son admirables tus obras.
Reflexión de las lecturas de hoy
El único deseo de Dios, es salvarnos, salvar a su pueblo. A pesar de nuestro rechazo, Dios siempre sale a nuestro encuentro y se vale de mil maneras. Si le escuchamos, nos encontraremos con Dios, porque hemos oído su Palabra.
En esta ocasión, da la impresión que Dios está un poco enfadado, ya que habla a Job desde la tempestad, desde la tormenta, reprochándole su osadía de querer que El le dé explicaciones, con una actitud exigente, a muchas de sus dudas y preguntas que se le presentan a lo largo de su vida. Job está en un momento de confusión ante tanto sufrimiento injusto en su vida, pero Dios, no da respuestas a las preguntas de Job, le expone una serie de cuestiones a las que el mismo Job debe dar respuestas.
En varios momentos de nuestro vivir cotidiano nos vemos reflejados en este pasaje, ya que tampoco a nosotros nos resulta fácil aceptar el sufrimiento y las injusticias, buscamos razones, proclamamos nuestra inocencia y pedimos a Dios explicaciones en vez de confiar en El. El, a su vez, nos muestra a Jesucristo, muerto y resucitado, para mirarle, contemplarle y dejarnos iluminar y amar por Él.
Dios para cada uno de nosotros tiene pensado un proyecto de amor. Acojámoslo con actitud sencilla y humilde, porque Él es el Todopoderoso, que no desea nada más que nuestro bien, sabiendo que es infinitamente misericordioso.
Quién a vosotros os escucha a mi me escucha
En este Evangelio como en la primera lectura de Job, se pone de manifiesto la soberbia y prepotencia del ser humano. Cuando el corazón no está convertido al Señor, se endurece no reconociendo que de Él procede todo y por El existe todo.
Necesitamos ser pobres de espíritu y pedir al Señor que nos regale un corazón humilde, para admitir nuestro pecado y debilidad, siendo conscientes que sin Él, no somos nada ni podemos hacer nada provechoso.
El Señor a través de este texto bíblico nos llama a la conversión. A veces miramos alrededor y vemos muchos males, “hay mucha gente mala” pensamos y decimos, sin darnos cuenta que si esas personas hubiesen tenido el conocimiento que tenemos del Señor, serían incluso mejores que nosotros, que nos escudamos en la maldad de los demás, para justificarnos ante Dios y los hombres y no hacer caso al Señor.
Tenemos que seguir escuchando al Señor sin cansarnos; tenemos que preguntarnos y preguntar al Señor todos los días, qué nos quiere decir, a veces en la oración, otras veces a través de la Iglesia, del Papa. Siempre tenemos que estar muy atentos a lo que la Iglesia nos dice y pedir al Espíritu Santo para que nos ilumine a todos para caminar unidos.
Todos los días tenemos que hacer el ejercicio de morir al hombre viejo con sus malas inclinaciones y buscar con generosidad la voluntad de Dios, para confiar en Él y vivir de su Palabra.