Evangelio según San Mateo 13,44-46
Jesús dijo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
Comentario del Evangelio
Una vez más, Jesús habla del reino de los Cielos. En este caso el Reino es comparado con un tesoro escondido y una perla fina. El descubrimiento del reino de Dios pide un cambio profundo. Por un lado se trata de dejarse transformar y, por otro, de una decisión personal para construir la vida tal y como la quiere Dios. Jesús nos propone un estilo de vida en consonancia con la voluntad de Dios: Es una conversión personal que nos lleva a una nueva forma de vivir y comportarse. Por eso la fuerza salvadora de Dios ya está actuando en nosotros. Hoy nos preguntamos:
¿Has encontrado alguna vez el tesoro escondido?
¿Has vendido todo para comprarlo?
¿Qué te ayuda a encontrarlo?
¿Es Jesús para ti un gran tesoro?
Lecturas del dia
Carta II de San Pablo a los Corintios 10,17-18.11,1-2
Hermanos: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.Porque el que vale no es el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda. ¡Ojalá quisieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único Esposo, Cristo, para presentarlos a él como una virgen pura.
Salmo 148(147),1-2.11-13a.13c-14
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos.
Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
los ancianos, los jóvenes y los niños.
alaben el nombre del Señor.
Su majestad está sobre el cielo y la tierra,
y él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos!
¡Aleluya!
Comentario de sacerdotes dominicos Tesoros, perlas y Reino
Puede que no nos percatemos, pero todos tenemos prioridades en la vida y obramos en consecuencia. Puede que no acertemos siempre, pero el hecho es que, escoger una carrera, unirme a alguien de por vida, optar por una determinada profesión, supone abandonar muchas otras posibilidades. Si las opciones adoptadas se convierten para mí en algo importante, que me ilusiona y me llena, lo estoy absolutizando; y, de rechazo, relativizo todo lo demás. Una persona sensata no puede vivir sin prioridades en su vida y en sus diferentes relaciones con los demás. Pero, por sensata, debe ser al mismo tiempo muy cauta. Antes de escoger algo o a alguien como prioridad, debe tener seguridad de que no se equivoca en la elección. Existen, y existieron siempre, espejismos, oropeles y fuegos sólo de artificio.
Jesús hoy nos pone como modelo a dos personas. Así van por la vida abiertos a la sorpresa divina, siempre inesperada aunque siempre deseada, para que, cuando surja la oferta, el don, la gracia, no duden lo más mínimo en venderlo todo ante la prioridad absoluta del Reino de Dios. ¿A cambio de qué? A cambio de todo.
Tanto el que encuentra el tesoro como el que halla la perla lo venden todo para adquirir aquello que consideran absolutamente irrenunciable. Ante el valor de lo que han encontrado, se acabaron las sensacionales otras ofertas. Pues bien, según Jesús, el Reino de los cielos se parece a ese tesoro y a esa perla. Nosotros, sus seguidores hemos encontrado el tesoro. Contamos con el don de discernimiento del Espíritu, y sabemos que estamos en la verdad. Los seguidores de Jesús, y entre ellos nosotros, se sintieron y nos sentimos muy bien pagados sólo por el tesoro del Reino. Los apóstoles no buscaron más y lo encontraron todo. No busquemos tampoco nosotros más. Intentemos sólo vivir con coherencia por lo recibido, y con alegría esperanzada en el final que ellos tuvieron.