Jesús el hijo del carpintero

Jesús el hijo del carpintero

Evangelio según san Mateo  13,54-58

En aquel tiempo Jesús fue a su propia tierra, donde comenzó a enseñar en la sinagoga del lugar. La gente, admirada, decía: ¿De dónde ha sacado éste todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer tales milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? Y su madre, ¿no es María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas, y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? ¿De dónde ha sacado todo esto? Y no quisieron hacerle caso. Por eso, Jesús les dijo: En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa. Y no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en él.

Comentario del Evangelio

Jesús era “el hijo del carpintero”, que aprendió el oficio de José. Por eso también se le llamaba simplemente “el carpintero” del pueblo (Mc 6,3). José le fue enseñando y transmitiendo el oficio. La familia de Nazaret estaba muy integrada en su pueblo y trabajaba humildemente. Por eso, cuando Jesús comenzó a predicar, a la gente del pueblo le parecía extraño. Nadie entendía de dónde salían sus capacidades. Preguntaban: “Su madre, ¿no es María?”. Porque María y José compartían los límites de los más pobres, de esos que son tenidos por poca cosa. Y José, junto con Jesús, se nos presenta como modelo del trabajador que gana el pan cotidiano con su esfuerzo. Así dignifica su vida, sostiene a su familia y adora sencillamente a Dios en su tarea.

 Lecturas del dia

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas  3, 14-15. 17. 23-24 

Hermanos: Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre. Cualquiera que sea su trabajo, háganlo de todo corazón, teniendo en cuenta que es para el Señor y no para los hombres. Sepan que el Señor los recompensará, haciéndolos sus herederos. Ustedes sirven a Cristo, el Señor.

Sal 89, 2-4. 12-14. 16

 

Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre, tú eres Dios.

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”.
Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer,
que ya pasó, como una vigilia de la noche.

Enséñanos a calcular nuestros años
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…?
Ten compasión de tus servidores.

Sácianos enseguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos.

JOIN OUR NEWSLETTER
Acepto recibir correos.
¿Quiere estar siempre al día? Ingrese su nombre y correo
We hate spam. Your email address will not be sold or shared with anyone else.

Su comentario