Evangelio según San Lucas 6,6-11
Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. El se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”. Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. El la extendió y su mano quedó curada. Pero ellos se enfurecieron y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Comentario del Evangelio
El texto evangélico apuntala esta llamada a ser fermento de bien. Jesús nos mira y nos confronta en las motivaciones e intereses que rigen nuestras decisiones y el actuar de cada día. El hombre del milagro, no había pedido nada.Estaba allí, como habrá estado tantos sábados de su vida. Jesús hace este milagro en la sinagoga con el objetivo de que sea una enseñanza para todos. Allí, en el lugar donde se meditaba la Palabra, él quiere que aparezca el cuestionamiento. La Palabra de Dios no fue dada para dejarnos paralizados, sino para traernos vida y salud. Que en este mes de la Biblia nos sigamos dejando interpelar por su mensaje, pues el Evangelio nos pone en camino para hacer el bien, sin reparar en las dificultades o peligros que nos pueda acarrear. Hoy nos preguntamos:
¿Nos sentimos urgidos por las palabras de Jesús?
¿Cómo me comprometo en mi servicio a los demás?
¿Estoy dispuesto a romper las reglas para orar por sanación?
Lecturas del dia
Carta de San Pablo a los Colosenses 1,24-29.2,1-3
Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos.
A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo. Por esta razón, me fatigo y lucho con la fuerza de Cristo que obra en mí poderosamente. Sí, quiero que sepan qué dura es la lucha que sostengo por ustedes, por los de Laodicea y por tantos otros que no me conocen personalmente.
Mi deseo es que se sientan animados y que, unidos estrechamente en el amor, adquieran la plenitud de la inteligencia en toda su riqueza. Así conocerán el misterio de Dios, que es Cristo, en quien están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Salmo 62(61),6-7.9
Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la esperanza.
Sólo él es mi Roca salvadora,
él es mi baluarte: nunca vacilaré.
Confíen en Dios constantemente,
ustedes, que son su pueblo;
desahoguen en él su corazón,
porque Dios es nuestro refugio.
Contra los paganos San Atanasio (295-373) Una curación el sábado: señal de la consumación de la creación
Este mundo es bueno, tal como está hecho y tal como le vemos, porque Dios lo quiere así. Nadie tiene duda de ello. Si la creación fuera desordenada, si el universo evolucionara por azar, uno podría poner en duda esta afirmación. Pero como el mundo ha sido hecho con sabiduría y ciencia, de manera razonable, ya que está ataviado de toda belleza, no puede ser otro el que lo preside y lo organizó que la Palabra de Dios, su Verbo…
Siendo la Palabra buena por ser de Dios bueno, esta Palabra ha dispuesto el orden de todas las cosas, ha reunido los contrarios con los contrarios para formar una única armonía. Es ella “poder de Dios y sabiduría de Dios” (cf 1Cor 1,24) que hace moverse el cielo y que suspende la tierra sin que repose en lugar alguno. (Hb 1,3) El sol ilumina la tierra por la luz que recibe de la Palabra y la luna recibe su medida de esa luz. Por ella, el agua queda suspendida en las nubes, las lluvias riegan la tierra, el mar guarda sus límites, la tierra se cubre de plantas de toda especie (cf Sal 103)…
La razón por la que esta Palabra de Dios ha venido hasta las criaturas es realmente admirable… La naturaleza de les seres creados es pasajera, débil, mortal. Pero como Dios, por naturaleza, es bueno y magnífico y ama a los hombres…, viendo, pues, que la creación, por ella misma, se disuelve y se escurre, para evitarlo y para que el universo no vuelva a la nada…, Dios no la abandona a las fluctuaciones de su naturaleza. En su bondad, por su Palabra, Dios gobierna y mantiene toda la creación… Por eso, no corre la suerte de la aniquilación que sería la suya si la Palabra no la guardara.
“Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda criatura. En él fueron creadas todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, las visibles y las invisibles: tronos, dominaciones, principados, potestades, todo lo ha creado Dios por él y para él…Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia.”