Fueron de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia y curando enfermos

Fueron de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia y curando enfermos

Evangelio según San Lucas 9,1-6

Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades. Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, diciéndoles: No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos. Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes.

Comentario del Evangelio

¿Dónde está la fuerza del discípulo? Es fundamental que tengamos claro que nuestra fuerza no proviene de lo que poseamos, sino del vínculo con el Señor. La pobreza de recursos para llevar adelante la misión no será nunca un problema. Por el contrario, es un modo de lanzarnos al camino confiando más en Dios que en nuestras posibilidades. Jesús recomienda que vayamos sin nada: “No llevéis nada para el camino; ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni ropa de repuesto”. La condición del enviado de Jesús es vivir sustentado por la Palabra. Ella es la verdadera protagonista.

Lecturas del dia

Libro de los Proverbios 30,5-9

Toda palabra de Dios es acrisolada, Dios es un escudo para el que se refugia en él. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y seas tenido por mentiroso. Hay dos cosas que yo te pido, no me la niegues antes que muera: aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des ni pobreza ni riqueza, dame la ración necesaria, no sea que, al sentirme satisfecho, reniegue y diga: “¿Quién es el Señor?”, o que, siendo pobre, me ponga a robar y atente contra el nombre de mi Dios.

Salmo 119(118),29.72.89.101.104.163

Apártame del camino de la mentira,
y dame la gracia de conocer tu ley.

Para mí vale más la ley de tus labios
que todo el oro y la plata.

Tu palabra, Señor, permanece para siempre,
está firme en el cielo.

Yo aparto mis pies del mal camino,
para cumplir tu palabra.

Tus preceptos me hacen comprender:
por eso aborrezco el camino de la mentira.

Odio y aborrezco la mentira;
en cambio, amo tu ley.

Enseñanza de san Hilario (c. 315-367)     Fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia

¿Cuál es la «palabra de alabanza» (Sl 65,8) que hay que hacer resonar? Seguramente que es esta: « Ha devuelto la vida » a los que creen (v. 9); porque Dios concedió a la predicación de los apóstoles y a la confesión de los mártires la constancia y la perseverancia en la profesión de la fe, y la predicación del Reino de los cielos recorrió toda la tierra y en todos los sentidos a través de unos pasos. En efecto «a toda la tierra alcanza su pregón» (Sl 18,5). Y en otra parte, el Espíritu Santo proclama la gloria de este recorrido espiritual: «Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz» (Is 52,7). Es, pues, esta palabra de alabanza de Dios que hay que hacer oír por la proclamación según el testimonio del salmista: «Ha dado la vida a mi alma y no deja que vacilen mis pasos» (LXX). En efecto, los apóstoles no dejaron de recorrer el camino de su predicación por miedo a los terrores y amenazas humanas, y la firmeza de sus pasos puestos sólidamente no se alejó del camino de la fe…

Sin embargo, después de haber dicho: «No ha dejado que tambalearan mis pasos» el salmista añade: «Oh Dios, nos pusiste a prueba, nos refinaste como refinan la plata» (v. 10). Esta frase que empieza en singular, se refiere a muchos porque único es el Espíritu y única la fe de los creyentes, tal como se dice en los Hechos de los Apóstoles: «En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo» (Hch 4,32)…

Pero ¿qué significa esta comparación: «nos pusiste a prueba, nos refinaste como refinan la plata»? Según mi punto de vista si se refina la plata es con la única finalidad de separar la escoria adherida a la materia en estado bruto… Por eso, cuando Dios pone a prueba a los que creen en él, no es que desconozca su fe, sino porque «la paciencia engendra virtud probada» como dice el apóstol Pablo (Rm 5,4). Dios los somete a prueba no para conocerlos mejor sino para llevarlos a la virtud consumada. Así, purificados por el fuego y desembarazados de cualquier aleación con los vicios de la carne, podrán resplandecer con el brillo de una inocencia que ha sustentado sus pruebas.

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