Evangelio según San Lucas 1,39-45
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.
Comentario del Evangelio
Este Evangelio es el canto de alabanza de María a Dios, por todo lo que Él ha hecho por ella y por su pueblo. ¿Has tratado alguna vez de escribir tu propio Magnificat – tu oración o tu canto de gratitud a Dios por todo lo que Dios ha hecho por tí y por otros, como María lo hizo? Da las gracias. Un corazón agradecido es un corazón abierto al amor y a Dios. La gozosa bienvenida de Isabel a María debe haberse originado a lo largo de años de pensar en esa forma. Ella fue capaz de reconocer a María y dar gracias a Dios. Pienso en las bendiciones de mi vida y agradezco a Dios por las personas que han intervenido. En oración, presento ante el Señor a todas las personas que me han ayudado a ser un discípulo. Dejo un espacio para el Espíritu Santo en mis actividades del día. Hoy nos preguntamos:
¿Cómo puedo imitar la preocupación de ella por los demás?
¿Cómo puedo preparar el camino para el Señor?
¿Si me encuentro con una mujer embarazada,rezo por ella?
¿Dejo al Espíritu Santo conducir mi vida?
Lecturas del día
Libro de Miqueas 5,1-4a
Así habla el Señor: Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. El se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra. ¡Y él mismo será la paz!
Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19
Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
Carta a los Hebreos 10,5-10
Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: “Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer, Dios, tu voluntad.” El comienza diciendo: Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley. Y luego añade: Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.
Enseñanza de san Ambrosio (c. 340-397) Sobre Lucas 19-21 María se puso en camino y se fue de prisa a la montaña…
Es normal que aquellos que quieren que se les crea, den razones para creerlos. Por eso el ángel… le anunció a María, la virgen, que una mujer de edad avanzada y estéril iba a ser madre, mostrando así que Dios puede hacer todo lo que desea.
Cuando María tiene noticia de la maternidad de su prima Isabel, ya anciana y estéril, se pone en camino. No por falta de fe en la profecía ni por dudar del anuncio, ni por dudar de los signos que le fueron dados, sino llena de alegría para cumplir un servicio entrañable. En la prontitud de la alegría, María se dirige hacia las montañas. Llena de Dios ¿podía no ir de prisa hacia las alturas? Los cálculos lentos no corresponden a la gracia del Espíritu Santo.
Aprended, vosotros también, la solicitud que debéis tener acerca de vuestras parientes que van a ser madres. María vivía hasta aquel momento en un recogimiento total. Su pudor virginal no la retuvo de aparecer en público, ni lo escabroso de las montañas la frenó en su deseo de servicio, ni el camino largo la podía retener. La Virgen se dirige con prontitud hacia las alturas, la Virgen piensa en servir y se olvida de sí misma. El amor es su fortaleza, a pesar de su sexo. María sale de su casa y se va hacia las alturas… Se quedó en casa de Isabel unos tres meses, no por el placer de estar con gente, sino para cumplir un servicio y cumplirlo con toda solicitud hasta el final.
La joven va hacia la anciana, la que es superior va hacia la que es inferior: María a Isabel, Cristo a Juan, más tarde el Señor se hará bautizar por Juan para consagrar el bautismo. Y en seguida se manifiestan los beneficios de la llegada de María y de la presencia del Señor, porque “tan pronto como Isabel oyó el saludo de María, el niño se estremeció en su vientre y se llenó del Espíritu Santo”… Ambas mujeres hablan de la gracia que les ha sido hecha; ambos niños realizan esta gracia e introducen a sus madres en este misterio de la misericordia.