Evangelio según san Lucas 21,34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Comentario del Evangelio
Estamos llegando al final del largo discurso apocalíptico y también al final del año litúrgico. Jesús da un último consejo convocándonos a la vigilancia y a la oración. El Señor nos quiere despiertos, atentos a los dolores, angustias y alegrías propias y ajenas. Que nuestra vida sea vivida en plenitud, es decir, desde lo profundo, desde nuestro ser interno hacía fuera, así es como la vida toma sentido, color, gusto y plenitud. Hoy más que nunca el Señor nos exige que estemos atentos, que nada nos distraiga y que nuestra vida de fe y de nuestros actos, sean coherentes con lo que creemos. Hoy nos preguntamos:
¿Cómo vivo este consejo de Jesús en mi vida?
¿Es mi vida coherente con mi camino de fe?
¿Amo a los demás como dios quiere?
Lecturas del dia
Lectura del libro del Apocalipsis 22,1-7
El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, un río de agua de vida, reluciente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones. Y no habrá maldición alguna. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo:
«Estas son palabras fieles y veraces; el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Mira, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro».
Sal 94
Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Reflexión de las lecturas de hoy Maranatá. ¡ven, señor Jesús!
El libro del Apocalipsis es: el Evangelio del Resucitado, que nos muestra por medio de Juan, la Buena Noticia de las consecuencias del Misterio pascual.
Es anuncio de la vida nueva que nace del trono de Dios y del Cordero como un río de agua vivificante que sana, da fecundidad, y nos sitúa en el Paraíso, en la Nueva Jerusalén donde veremos cara a cara al Señor.
Estas palabras son ciertas, son Evangelio que nos muestra lo que va a suceder muy pronto Mira que estoy para llegar… Llega Él, para hacer actual y presente la salvación para todos, salvación que es consecuencia del Misterio Pascual del Cordero que lleva a plenitud el misterio de amor y el don total del Esposo a la esposa.
Dichoso, bienaventurado quien tiene presente el mensaje profético contenido en este libro. El mensaje del libro nos desvela que el Cordero está en el trono de Dios mismo hecho don de vida para los humanos.
El mensaje desvela los acontecimientos de la historia, con mirada profética, con el mirar de Dios que es el amor de redención para el mundo.
Bienaventurado si ves en el Cordero la salvación de la humanidad y clamas con el Salmo Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús! Sal 94
La venida del Hijo del hombre
Ante la llegada del Día del Hijo del hombre, el evangelio nos desvela el definitivo triunfo de Jesús-Mesías para darnos esperanza, para animar nuestra vida ética.
Ante la llegada, comportamiento negativo a evitar.
Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida.
Jesús nos recuerda que esta vida tiene un aspecto pasajero. Nos urge a no ser sorprendidos cuando llegue, sin estar preparados, éste no es un tiempo para estar distraídos, centrados en nuestro yo, insensibles al sufrimiento, a la injusticia y el dolor de nuestro prójimo, que hace pesado nuestro corazón.
Ante esa llegada, comportamiento positivo a asumir
‘Velad’. Suplicad, (orad) para manteneros en pie ante el hijo del hombre
Velad, suplicad, es: Despertar en nosotros la capacidad de recibir la Salvación, obra de Dios. Vivir en oración, nos une a Dios y nos sensibiliza ante el sufrimiento y el dolor de nuestro prójimo y nos orienta a nuestra meta, que es vivir el Reino de Dios.
Es, preparar y desear la segunda venida recordando con amor y gratitud la primera. Es ser hoy signo e instrumento de la misericordia del Padre.
La actitud del cristiano está orientada a desvelar la acción de Dios en el mundo mediante la encarnación de los valores que Cristo instauró como ley del Reino. Estar de pie, ante Cristo, es estar atentos, reconociendo el paso de Dios en medio de las tareas de la vida.
¿Qué actitudes necesitas despertar en tu vida cristiana?
Vive despierto, esperando con alegría la llegada salvadora de Cristo.