Eran como ovejas sin pastor y estuvo enseñándoles largo rato

Eran como ovejas sin pastor y estuvo enseñándoles largo rato

Evangelio según san Marcos 6,30-34

Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Comentario del Evangelio

Después de la experiencia misionera, los discípulos necesitan hablar y compartir lo que han vivido. Los cristianos nos hemos de sentir llamados con urgencia a manifestar nuestra fe y a compartirla; a ofrecerla a quienes nos quieran escuchar. Muchos tenemos la impresión de que la sociedad no va por buen camino, que se podrían hacer muchas más cosas, o hacerlas de otra manera. Hoy nos preguntamos:

¿Qué nos enseña Jesús en este evangelio?
¿Hago lo que El hace o me dedico a descansar?
¿Hago las cosas como el mundo quiere o como las haría Jesús?

Lecturas del día

Primer Libro de los Reyes 3,4-13

El rey fue a Gabaón para ofrecer sacrificios allí, porque ese era el principal lugar alto. Sobre ese altar, Salomón ofreció mil holocaustos. En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: “Pídeme lo que quieras”.

Salomón respondió: “Tú has tratado a tu servidor, David, mi padre, con gran fidelidad, porque él caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono. “Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?”.

Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido y Dios le dijo: “Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud, yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti.” Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá nadie como tú entre los reyes, durante toda tu vida.

Salmo 119(118),9.10.11.12.13.14

¿Cómo un joven llevará una vida honesta?
Cumpliendo tus palabras.
Yo te busco de todo corazón:
no permitas que me aparte de tus mandamientos.

Conservo tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti.
Tú eres bendito, Señor:
enséñame tus preceptos.

Yo proclamo con mis labios
todos los juicios de tu boca.
Me alegro de cumplir tus prescripciones,
más que de todas las riquezas.

Enseñanza de san Bernardo (1091-1153) Vengan y reposen un poco

Si sólo en la actividad apoyas toda tu vida y sabiduría, sin reservar nada para la reflexión y la meditación, no puedo elogiarte. No, en eso no te elogiaré. Y nadie lo hará, si ha escuchado esta palabra de Salomón: “El que no está absorbido por otras tareas, se hará sabio” (Eclesiástico 38,24). La acción necesita ser precedida por la reflexión.

Te elogio si quieres ser todo a todos, a ejemplo del que se hizo todo a todos. Pero con la condición que tu humanidad sea plena y entera. Esto no es posible si te excluyes de esa plenitud. También eres hombre. Para que tu humanidad sea plena y entera, debe incluir la apertura de corazón que reservas para los otros. Si no, como decía el Señor, ¿de que te sirve ganar a los hombres si tú te pierdes? Ya que eres el bien de todos, sé tú mismo uno de los que posee ese bien. ¿Por qué sólo tú te privarías de este favor? ¿Hasta cuándo tu espíritu se alejará sin volver a ti? ¿Hasta cuándo tendrás negligencia en recibirte a ti mismo? ¿Te das a sabios e ignorantes y lo reúsas para ti? (…)

Si. Que tus aguas se derramen en las plazas, que hombres y bestias calmen su sed. Hecha de beber para los camellos del siervo de Abraham. Pero entre ellos, bebe tú también del agua que brota de tu pozo. (…) Recuerda por lo menos de tiempo en tiempo, de volver a ti mismo. Entre los otros, o mismo después de ellos, recurre a tus servicios.

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