El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido

El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido

Evangelio según San Mateo 13,44-46

Jesús dijo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

Comentario del Evangelio

En estos cortos versículos del Evangelio según San Mateo, podemos leer un claro mensaje sobre el Reino de los Cielos, uno de los temas centrales de la predicación de Jesús en su paso por la Tierra. Podemos percibir con claridad que el Reino es lo “más valioso” y que aquél que lo encuentra, va “vende todo” y regresa a comprarlo… En los dos casos, “se encuentra”, por lo tanto para encontrar algo, se debe andar buscando y en este caso, la búsqueda se refiere al Reino de los Cielos… Encontrarnos con el tesoro o la perla será descubrir en el amor al prójimo, en la búsqueda de la justicia, en trabajar por la paz, aquel sentido de nuestra vida que nos hará ser dignos del Reino de Dios, que debemos construir cada día. Este texto, que se nos presenta en la fiesta de Santa Rosa de Lima, patrona de América, nos ayuda como Iglesia a reconocer a esta santa mujer que descubrió en Jesús su gran tesoro y la perla de gran valor. Santa Rosa de Lima y muchos hombres y mujeres de fe supieron orientar toda su vida hacia el Reino de Dios. Este tesoro hizo que subordinaran otros bienes o riquezas para vivir lo esencial. Así su vida se llenó con el gozo de saberse poseedores del tesoro más grande, el que nadie les podría quitar.

Oremos para que el Señor nos ilumine y acompañe en esa búsqueda permanente de lo que es Su Reino desde aquí y ahora.

Lecturas del día

Carta II de San Pablo a los Corintios 10,17-18.11,1-2

Hermanos: El que se gloría, que se gloríe en el Señor. Porque el que vale no es el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda.
¡Ojalá quisieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único Esposo, Cristo, para presentarlos a él como una virgen pura.

Salmo 148(147),1-2.11-14

¡Aleluya!
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
alábenlo, todos sus ángeles,

alábenlo, todos sus ejércitos.
Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
los ancianos, los jóvenes y los niños.

Alaben el nombre del Señor.
Porque sólo su Nombre es sublime;
su majestad está sobre el cielo y la tierra,
y él exalta la fuerza de su pueblo.

¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos!
¡Aleluya!

Homilía de san Juan Crisóstomo (c. 345-407)  Va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo

“La pobreza hace al hombre humilde”, dice la Escritura y Cristo empieza sus Bienaventuranzas por ésta: “Dichosos los pobres en el espíritu”… ¿Queréis conocer el elogio de la humildad? Jesucristo la abrazó él mismo, él que “no tenía dónde reclinar su cabeza”….Pablo, su apóstol decía: “nos consideran pobres pero enriquecemos a muchos.” y Pedro dice: “No tengo oro ni plata…” No hay, pues, que considerar la pobreza como un deshonor, ya que, comparados con la virtud, todos los bienes de este mundo no son más que paja y polvo. ¡Amemos, pues, la pobreza si queremos poseer el reino de los cielos! “Lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo.” (…)

Nadie es más rico que aquellos que abrazan la pobreza voluntariamente y la aman con gozo. Son más ricos que un emperador. Los reyes temen perder lo que les es necesario, mientras que a los pobres, de los que hablamos aquí, no les falta de nada. No temen nada. Os pregunto, pues, de los dos ¿quién es más rico, el que teme constantemente perder sus riquezas o el que goza de lo poco como si estuviera nadando en abundancia?… El dinero hace al hombre esclavo, “ciega los ojos del sabio”, dice la Escritura… Compartid vuestros bienes con los pobres y llegará el día en que comprenderéis esta feliz parábola: “Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.”

(Referencias bíblicas: Prov 10,4 LXX; Mt 5,2; 8,20; 10,9; 2Cor 6,10; Hech 3,6; Mt 19,21; Sir 20,29; Mt 25,34)

 

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