El que quiera venir detrás de mí que renuncie a sí mismo

El que quiera venir detrás de mí que renuncie a sí mismo

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.

Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino”.

Comentario

Hoy, el Evangelio nos sitúa claramente frente al mundo. Es radical en su planteamiento, no admite medias tintas. Jesús no esconde ni ablanda las exigencias del discipulado. El evangelio de hoy explicita estas exigencias para todos nosotros. La Cruz no es fatalismo, ni exigencia del Padre. El símbolo de la Cruz y el tomarla puede ser locura o fracaso para algunos modernos del siglo XXI, pero coherencia o gloria para los que sencillamente asumen la cruz. La Cruz es consecuencia del compromiso libremente asumido. No podremos encontrar a Dios, ni amarlo, si no aceptamos ni nos esforzamos, por seguir el camino de Jesús; un camino que implica, dejar nuestras indiferencias, egoísmos e insensibilidades por los débiles. No podemos dejar fuera de nuestro proyecto de vida lo que Jesús nos dio como ejemplo con su desprendimiento y su servicio a todos. La vida sólo se gana entregándola, en el servicio y el compartir. Jesús nos pide un seguimiento dinámico y generoso, y ese es el secreto para ganar la vida.

Hoy se nos invita a revisar nuestro afán y/o proyecto de vida personal a la luz de lo que Jesús nos señala. ¿Qué cruz es la que estamos invitados a compartir con Jesús para seguirlo en el mundo de hoy?

Lecturas del dia

Libro de Nahúm 2,1.3.3,1-3.6-7

Miren sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque el hombre siniestro no pasará más por ti: ha sido exterminado por completo. Sí, el Señor ha restaurado la viña de Jacob y la viña de Israel.Los salteadores las habían saqueado y habían destruido sus sarmientos.¡Ay de la ciudad sanguinaria, repleta de mentira, llena de rapiña, que nunca suelta la presa! ¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas, galope de caballos, rodar de carros, carga de caballería, centelleo de espadas, relampagueo de lanzas! ¡Multitud de víctimas, cuerpos a montones, cadáveres por todas partes! ¡Se tropieza con los cadáveres!

Arrojaré inmundicias sobre ti, te cubriré de ignominia y te expondré como espectáculo. Así, todo el que te vea huirá lejos de ti, diciendo: “¡Nínive ha sido devastada! ¿Quién se lamentará por ella? ¿Dónde iré a buscar alguien que te consuele?”.

Deuteronomio 32,35cd-36ab.39abcd.41

Porque está cerca el día de su ruina
y ya se precipita el desenlace.
Sí, el Señor hará justicia con su pueblo
y tendrá compasión de sus servidores.
Miren bien que yo, sólo yo soy,
y no hay otro dios junto a mí.
Yo doy la muerte y la vida,
yo hiero y doy la salud,
cuando afile mi espada fulgurante
y mi mano empuñe la justicia,
me vengaré de mis enemigos
y daré su merecido a mis adversarios.

Cántico espiritual de san Juan de la Cruz (1542-1591) «El que pierda la vida por mi causa, la encontrará»

Tal es el que anda enamorado de Dios, que no pretende ganancia ni premio, sino sólo perderlo todo y a sí mismo en su voluntad por Dios, y ésa tiene por su ganancia; y así lo es, según dice san Pablo (Fl. 1, 21) diciendo: Mi morir por Cristo es mi ganancia, espiritualmente a todas las cosas y a sí mismo. Y por eso dice el alma: fui ganada, porque el que a sí no se sabe perder, no se gana, antes se pierde, según dice Nuestro Señor en el Evangelio (Mt. 16, 25), diciendo: El que quisiere ganar para sí su alma, ése la perderá: y el que la perdiere para consigo por mí, ése la ganará.

Y si queremos entender el dicho verso más espiritualmente y más al propósito que aquí se trata, es de saber, que cuando un alma en el camino espiritual ha llegado a tanto que se ha perdido a todos los caminos y vías naturales de proceder en el trato con Dios, que ya no le busca por consideraciones ni formas ni sentimientos ni otros modos algunos de criaturas ni sentido, sino que pasó sobre todo eso y sobre todo modo suyo y manera, tratando y gozando a Dios en fe y amor, entonces se dice haberse de veras ganado a Dios, porque de veras se ha perdido a todo lo que no es Dios ya lo que es en sí.

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