Evangelio según San Lucas 6,1-5
Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían. Algunos fariseos les dijeron: ¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado? Jesús les respondió: ¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros? Después les dijo: El hijo del hombre es dueño del sábado.
Comentario del Evangelio
Una vez más aparece en el evangelio el conflicto de los fariseos con Jesús en relación al sábado. El sábado era la expresión clara de la religión judía, era día de descanso y muy pocas cosas se podían hacer en sábado, con la idea de homenajear al Señor de manera más explícita. Ante este conflicto, Jesús utiliza dos argumentos para ir más allá de las prohibiciones del sábado. Ninguna ley humana puede ir en contra de hacer algo que favorezca a cualquier persona.
Por eso hoy vale la pena que nos demos cuenta de cuántos “sábados” construimos contra el hombre: el dinero, el poder, la ley, las tradiciones, las ideologías. El Señor hoy nos llama a ir más allá de los conflictos por querer defender a Dios en ritos y formalidades. En Jesús, como cristianos, vivimos un tiempo de gracia y un sábado perpetuo y no solo un día dedicado al Señor, como nos enseña san Agustín. Por ello hoy nos preguntamos: ¿Es esto realmente lo que Dios quiere en este momento? ¿Con esto amamos realmente a los hombres según el querer de Dios?
¿No acompañamos al enfermo por cumplir un rito de la Iglesia?
Lecturas del dia
Carta de San Pablo a los Colosenses 1,21-23
Antes, a causa de sus pensamientos y sus malas obras, ustedes eran extraños y enemigos de Dios. Pero ahora, él los ha reconciliado en el cuerpo carnal de su Hijo, entregándolo a la muerte, a fin de que ustedes pudieran presentarse delante de él como una ofrenda santa, inmaculada e irreprochable.
Para esto es necesario que ustedes permanezcan firmes y bien fundados en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia que han oído y que fue predicada a todas las criaturas que están bajo el cielo y de la cual yo mismo, Pablo, fui constituido ministro.
Salmo 54(53),3-4.6.8
Dios mío, sálvame por tu Nombre,
defiéndeme con tu poder.
Dios mío, escucha mi súplica,
presta atención a las palabras de mi boca.
Pero Dios es mi ayuda,
el Señor es mi verdadero sostén:
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
daré gracias a tu Nombre, porque es bueno
Comentario de san Agustín (354-430) sobre el libro del Génesis: “Guardarás el sábado como recuerdo, como un día sagrado.” (Ex 20,8)
Ahora que estamos en el tiempo de la gracia que nos ha sido revelada, la observancia del sábado, antiguamente simbolizada por el reposo de un solo día, ha sido abolida para los fieles. En efecto, en este tiempo de gracia, el cristiano observa un sábado perpetuo si hace todas las obras buenas con la esperanza del reposo futuro y no se gloría de sus obras como si fueran un bien propio y no un don recibido.
Así, recibiendo y comprendiendo el sacramento del bautismo como un sábado, es decir, como el reposo del Señor en el sepulcro (Rm 6,4) el cristiano reposa de sus obras antiguas para caminar, desde ahora en una vida nueva, reconociendo que Dios obra en él. Dios es quien, a la vez, actúa y reposa, reconociendo a su criatura la actividad que le es propia y también el gozo de un reposo perenne en Dios.
Dios ni se cansó al crear el mundo, ni ha recobrado sus fuerzas después de la creación, sino que ha querido invitarnos con estas palabras de la Escritura: “Dios descansó el día séptimo…” (Gen 2,2) a desear su reposo dándonos el precepto de santificar este día. (Ex 20,8)