Den limosna y todo lo de ustedes quedará limpio…

Den limosna y todo lo de ustedes quedará limpio…

Evangelio según san Lucas  11, 37-41

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.

Pero el Señor le dijo: “Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio”.

Comentario

A quienes que Jesús reprende: «gente que sigue la religión del maquillaje: la apariencia, el aparentar, el hacer como que, pero dentro…». Para ellos, subrayó el Papa, Jesús usa «una imagen muy fuerte: “vosotros sois como los sepulcros blanqueados, bonitos por fuera pero dentro llenos de huesos, de muertos. «Pidamos al Señor que no nos cansemos de ir por este camino, de no cansarnos de rechazar esta religión del aparentar, del parecer, del hacer como que…». Y proceder «silenciosamente, haciendo el bien, gratuitamente como nosotros gratuitamente hemos recibido nuestra libertad interior» (papa Francisco)

Lecturas del día

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas  5, 1-6

Hermanos: Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.

Yo mismo, Pablo, les aseguro que, si se dejan circuncidar, Cristo no les servirá de nada. Y vuelvo a declarar que todo el que se deja circuncidar, queda obligado a cumplir toda la ley. Ustedes, los que pretenden alcanzar la justificación por medio de la ley, han perdido a Cristo, han rechazado la gracia.

Nosotros, en cambio, movidos por el Espíritu Santo, esperamos ansiosamente la justificación por medio de la fe. Porque para los cristianos no vale nada estar o no estar circuncidado; lo único que vale es la fe, que actúa a través de la caridad.

Salmo 118, 41. 43. 44. 45. 47. 48

R. Señor, que me alcance tu favor.

Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa. R. 

No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos. R. 

 Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás. R. 

Andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos. R. 

Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo. R. 

Levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos. R. 

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