Evangelio según san Mateo 23, 23-26
En aquel tiempo, Jesús dijo: «Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera».
Comentario
Tanto en Tesalónica como en algunas de las primeras comunidades cristianas parece que no acababan de entender lo relativo a la “Parusía”, o sea, a la venida última, escatológica, de Jesús. Pablo les pide que “no pierdan fácilmente la cabeza ni se alarmen por supuestas revelaciones… como si el día del Señor estuviera encima”. Y en otros pasajes de las cartas afirma que nadie sabe el día ni la hora. Aquí parece decir que no es inminente, y que no hagan caso de los rumores sobre visiones y revelaciones en este sentido.
Para nosotros la revelación es la de Cristo Jesús, la que se contiene en el Evangelio y en la Escritura. Ahí es donde nos ha hablado Dios y nos ha dicho lo que quería decirnos. Ahí es donde nos ha dado su gran lección María, la Madre de Jesús, junto a su Hijo a lo largo de toda su historia de salvación. No necesitamos nuevas revelaciones.
Con relación al “fin del mundo”, estamos en las manos de Dios. Jesús mismo nos dijo que no sabíamos el día y la hora. Pablo nos dice: “manteneos firmes y conservad las tradiciones”; “Dios nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza”, y nos da fuerzas “para toda clase de palabras y de obras buenas”. O sea hay mucho que hacer todavía, antes del final.
Los fariseos daban importancia a las cosas insignificantes, poco importantes ante Dios, y descuidaban las que verdaderamente valen la pena. Así, pagar el diezmo de los productos del campo lo hacéis, (la menta, el anís, el comino) no tiene relevancia, comparado con las actitudes de justicia y caridad que debemos mantener en nuestra vida.
Lecturas del día
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 1-3a. 14-17
Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima. Que nadie en modo alguno os engañe. Dios os llamó por medio de nuestro Evangelio para que lleguéis a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.
Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas.
Salmo 95, 10. 11-12a. 12b-13
R/. Llega el Señor a regir la tierra.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R/.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos. R/.
Aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.