Evangelio según San Lucas 12,1-7
Se juntaron entre tanto miles de personas, que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. Porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a conocerse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en la oscuridad se oirá a la luz del día; y lo que habéis dicho en secreto y a puerta cerrada será pregonado desde las azoteas de las casas. A vosotros, amigos míos, os digo que no debéis tener miedo a quienes pueden matar el cuerpo, pero después no pueden hacer más. Os voy a decir a quién debéis tener miedo: tened miedo a aquel que, además de quitar la vida, tiene poder para arrojar en el infierno. Sí, tenedle miedo a él. ¿No se venden cinco pajarillos por dos pequeñas monedas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. En cuanto a vosotros mismos, hasta los cabellos de la cabeza los tenéis contados uno por uno. Así que no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos.
Comentario del Evangelio
Ser hipócritas es representar un papel, llevar una máscara, aparentar lo que no somos. Algunos fariseos vivían simulando y aparentando porque necesitaban la alabanza de los demás. Era una gloria vacía de contenido, porque en el secreto del corazón sólo había egoísmo, vanidad, intereses mezquinos. Jesús advierte que eso finalmente saldrá a la luz, que la verdad no puede permanecer oculta por mucho tiempo, que no podremos engañar a los demás para siempre. Nos pide que no caigamos en esa trampa, ni siquiera por miedo o para evitar persecuciones. Si nos entregamos con honestidad y generosidad, Él se ocupará de cuidarnos, porque Él no olvida ni siquiera a los pájaros del campo. No caigamos en la indignidad de ocultar la realidad detrás de apariencias, porque nosotros valemos más que muchos pajarillos.
Lecturas del día
Carta de San Pablo a los Efesios 1,11-14
Hermanos: En Cristo hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano,según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad, a a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de al verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria.
Comentario de San Pío de Pietrelcina (1887-1968) No temáis
La verdadera razón por la cual no llegas a poder meditar, es ésta – ¡y no me equivoco! Comienzas la meditación agitado y lleno de ansiedad. Esto es suficiente para que nunca alcances lo que buscas, porque tu espíritu no está concentrado sobre la verdad que meditas y no hay amor en tu corazón. Esta ansiedad es vana. No sacarás de ella más que un gran cansancio espiritual y una cierta frialdad de alma, sobre todo a nivel afectivo. Contra ello no conozco otro remedio que este: salir de ese estado de ansiedad. Ello es, en efecto, uno de los mayores obstáculos para la práctica religiosa y la vida de oración. Nos pone en apuro para hacernos tropezar. De ninguna manera quiero dispensarte de la meditación simplemente porque te parece que no sacas ningún provecho de ella. A medida que irás haciendo el vacío en ti mismo, verás como te iras desprendiendo de este apego a la humildad, y el Señor te hará el don de la oración que tiene guardado en su mano derecha.