Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto

Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto

Evangelio   según san Mateo    21, 23-27

En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:

«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó:

«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».

Ellos se pusieron a deliberar:

«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:  «No sabemos».  Él, por su parte, les dijo:

«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Comentario

Al profeta se le hace ver y oír: el pasado, el presente y el futuro, con el Espíritu de Dios

El profeta es un hombre que escucha la palabra de Dios: que en el pasado ha sido promesa, esa palabra en el presente es esperanza para seguir hacia delante, y es luz que indica el camino hacia el futuro.

Cuando nos falta la profecía, se adueña de nuestras vidas la “autoridad de la ley” y cuando reina el legalismo, se echa en falta la autoridad del Espíritu que guía, orienta, hace ver. El profetismo hace presente el Espíritu .

La profecía se hizo presente en Balaam, un profeta pagano, contratado por El rey de Moab, para maldecir al pueblo de Israel. Pero Balaam guiado por Yahvé en lugar de maldecir, anuncia el futuro mesiánico del pueblo de Israel con estas palabras: “oráculo del que escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo, que contempla visiones del Poderoso, que cae en éxtasis, y se le abren los ojos: Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto: Avanza una estrella de Jacob, y surge un cetro de Israel».

La estrella y el cetro son símbolos de la realeza el Cristo, el Hijo de David y Rey espiritual del pueblo elegido, la Iglesia, que con autoridad servicial llevará a cabo la liberación de todos los hombres.

En él tenemos:

ojos perfectos: que ven lo que Dios ve
el oráculo del que escucha palabras de Dios: que oye lo que Dios dice
y contempla visiones del Poderoso, que en éxtasis nos abre los ojos.

También a mí, Señor, me pides aclarar mi mirada para: Ver como Tú ves, oír tus palabras como tú las dices… dejarme guiar por tu Espíritu y así con ojos abiertos te vea como padre y mamá, vea a las personas mis hermanos (sin dejar de mirar a los que sufren), contemple con fe, esperanza y alegría el futuro de vida eterna que nos trae el niño de Belén.

La autoridad del Dios encarnado… escandaliza

La autoridad que los dirigentes del pueblo hebreo ejercen, es para dominar y controlar.

Ellos no aceptan la autoridad de la Palabra de Dios manifestada en los profetas: Juan Bautista, y esta negativa lleva a los sumos sacerdotes y ancianos a no recibir a Jesús… palabra de Dios encarnada. El Dios encarnado es un escándalo. ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado esta autoridad?

Jesús ejerce su autoridad divina no para dominar, sino para servir, liberar, salvar.

Disponernos a celebrar el nacimiento de Jesús hombre, en esta próxima Navidad, es aceptar los modos diaconales, de actuar de Dios, es aceptar el misterio de la encarnación.

No podemos hacer de este misterio una idea sino que es aceptarle a Él hoy en el ser humano, porque Él se hizo humano. Es servirle en el hombre, en la mujer, en el niño y el anciano, en el que sufre y en el que goza. Esa será nuestra autoridad cristina y el escándalo de amarle a Dios en cada ser humano.

Será también el gozo de vivir con alegría el misterio de la Encarnación. Del Emmanuel, el Dios con nosotros.

Lecturas del día

Lectura del libro de los Números 24, 2-7. 15-17a

En aquellos días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos:

«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae y se le abren los ojos:
¡Qué bellas tus tiendas, oh Jacob,
y tus moradas, Israel!
Como vegas dilatadas,
como jardines junto al río,
como áloes que plantó el Señor
o cedros junto a la corriente;
el agua fluye de sus cubos,
y con el agua se multiplica su simiente.
Su rey es más alto que Agag,
y descuella su reinado».
Y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios
y conoce los planes del Altísimo,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae en éxtasis, y se le abren los ojos:
Lo veo, pero no es ahora,
lo contemplo, pero no será pronto:
Avanza una estrella de Jacob,
y surge un cetro de Israel».

Salmo 24, 4-5a. 6 y 7cd. 8-9

R/. Señor, instrúyeme en tus sendas

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,
enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humilles con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

 

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