Evangelio según san Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Comentario
Nos encontramos estos días leyendo la primera epístola de San Pablo a los Corintios. Pablo está respondiendo aquí a preguntas que le han sido formuladas. Es un capítulo que trata sobre el matrimonio y la virginidad. Y en concreto los versículos que nos ocupan versan acerca de la virginidad, donde Pablo ofrece un consejo acerca de la misma.
Esta comunidad de Corinto vivía una angustia presente referida al tiempo que corre entre la primera venida de Cristo y la parusía; y el apóstol cuando habla de la tribulación en la carne, se refiere a las preocupaciones de la vida conyugal. Se trata aquí de la justificación del matrimonio y del celibato sin oponerlos uno a otro. En definitiva, San Pablo quiere dar derecho de ciudadanía al estado nuevo del celibato.
Finaliza este fragmento con un versículo que dice: ” la representación de este mundo se termina”. Vemos claramente la posición de Pablo, que vive ya en la eternidad, porque para él, el mundo actual no es más que la preparación de nuestra vida definitiva.
Ya nos dice el salmista que escuchemos, que inclinemos el oído, el momento apremia; y como defendiendo la vida futura, nos invita a olvidar nuestro pueblo y la casa paterna, porque el rey está prendado de “nuestra belleza”… significando la invitación que hace explícita la elección de “una vida por Dios”.
Situación inversa de esta vida a la vida futura
En el Evangelio nos encontramos con la lectura continuada del capítulo sexto, que nos presenta el discurso inaugural de las Bienaventuranzas.
San Lucas nos habla de cuatro e insiste en el anuncio de un cambio total de las situaciones y refuerza la oposición entre bienaventuranza y malaventuranza.
El mensaje de Lucas es claramente más social que el de Mateo y la forma de este discurso es más breve, sin embargo, el texto está completamente en la línea de todo su Evangelio. Su interpretación de las bienaventuranzas invita a todos los hombres a transformar las estructuras de la sociedad para que haya menos gente desfavorecida. Llama dichosos, a los que en situaciones reales, son pobres, lloran, tienen hambre, son despreciados, y asegurando que de ellos es el reino de Dios, que reirán y serán saciados, marca una antítesis entre el presente y el futuro.
Las bienaventuranzas de Jesús son un mensaje decisivo, que nos empuja a no depositar nuestra confianza en las cosas materiales y pasajeras, incapaces de darnos esperanza. Él nos invita al gozo, y lo expresa exteriormente diciendo “alegraos ese día y saltad de gozo”.
Termina este pasaje con cuatro maldiciones que corresponden exactamente a las bendiciones precedentes. Dice el Papa Francisco que “Jesús con su palabra paradójica nos sacude y nos hace reconocer lo que realmente nos enriquece, nos satisface, nos da alegría y dignidad”.
Pidamos al Señor, con un fuerte deseo, que nuestra vida sea dichosa porque lo seguimos a Él, que es fuente de la verdad, de la vida y de la alegría auténtica, e inclinando nuestros oídos, escuchemos su mensaje.
Lecturas del día
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 25-31
Hermanos: Acerca de los célibes no tengo precepto del Señor, pero doy mi parecer como alguien que, por la misericordia del Señor, es fiel.
Considero que, por la angustia que apremia, es bueno para un hombre quedarse así.
¿Estás unido a una mujer? No busques la separación.
¿Estás libre de mujer? No busques mujer; pero, si te casas, no pecas; y, si una soltera se casa, tampoco peca. Aunque estos tales sufrirán ¡a tribulación de la carne; y yo quiero ahorrársela.
Digo esto, hermanos, que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Salmo 44, 11-12. 14-15. 16-17
R/. Escucha, hija, mira: inclina el oído
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor. R/.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R/.
Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra». R/.