Ten compasión de mí Hijo de David

Ten compasión de mí Hijo de David

Evangelio según san Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:

«Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». EL no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando».  Él les contestó: «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel». Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame». Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». Jesús le respondió:

«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».

En aquel momento quedó curada su hija.

Comentario

Volverás a ver el día

La primera lectura del profeta Jeremías, es un canto a la esperanza, a descubrir y vivir nuestra belleza primigenia, original. En este vaivén de la vida donde la lucha diaria por resurgir y poder avanzar, en una palabra, por salir adelante, nos oscurece el camino, nos adentra en un horizonte a veces sin salida: no hay trabajo, ni dinero, nos rodea la violencia, la guerra, la enfermedad, la pobreza destruye vidas y la vida en ocasiones parece que se vuelve insoportable.

Pero en la oscuridad siempre hay una luz, la esperanza de que todo puede cambiar, que la humanidad no es un callejón sin salida porque el ser humano no es un proyecto de laboratorio, sino una explosión del Amor incontenible de Dios: “con amor eterno te amé …volverás a adornarte….a plantar viñas…es de día gritarán “.

Jeremías nos invita a luchar por abrir en el corazón de quienes nos rodean la certeza de que El siempre está, que la última palabra no la tiene el mal ni el pecado, ni el dolor; por encima de todo eso, y a pesar de todo eso, Dios siempre está para levantar y embellecer.

La fe de la vida

Tanto el evangelio de Marcos como el de Mateo nos presentan a Jesús, en la región de Tiro y Sidón realizando distintos milagros. En el relato de hoy nos dice que se retiró en aquella región, no dice pasó sino “se retiró”, es decir permaneció, se quedó, es importante hacer notar esto porque esa región era considerada pagana, por lo tanto, impura, prohibida.

Continua diciendo que “una mujer cananea saliendo de aquellos lugares”… una mujer sin nombre, por lo tanto sin identidad, una mujer prohibida por la ley, pagana, una mujer sin nombre, que podemos ser tu o yo, que sale de uno de aquellos lugares ¿qué lugares? los lugares oscuros de nuestro ser, esos lugares que no nos dejan crecer como personas, que nos arrastran a dejarnos vencer por lo que nos destruye como seres humanos. Jesús se sumerge en el pecado de la humanidad, entra en el dolor de una madre y descubre la grandeza de su corazón y su gran fe.

La fe de la mujer tocó el corazón de Jesús y lo conmovió profundamente. Abrió al horizonte del Padre, no solo a las ovejas descarriadas de Israel, sino a todos los seres humanos dando cumplimiento a la voluntad del Padre.

Lectura del libro del profeta Jeremías 31, 1-7

En aquel tiempo —oráculo del Señor—,
seré el Dios de todas las tribus de Israel,
y ellas serán mi pueblo.

Esto dice el Señor:
«Encontró mi favor en el desierto
el pueblo que escapó de la espada;
Israel camina a su descanso.

El Señor se le apareció de lejos:
Con amor eterno te amé,
por eso prolongué mi misericordia para contigo.
Te construiré, serás reconstruida,
doncella capital de Israel;
volverás a llevar tus adornos,
bailarás entre corros de fiesta.

Volverás a plantar viñas
allá por los montes de Samaría;
las plantarán y vendimiarán.
“Es de día” gritarán los centinelas
arriba, en la montaña de Efraín:
“En marcha, vayamos a Sion,
donde está el Señor nuestro Dios”».

Porque esto dice el Señor:

«Gritad de alegría por Jacob,
regocijaos por la flor de los pueblos;
proclamad, alabad y decid:
¡El Señor ha salvado a su pueblo,
ha salvado al resto de Israel!».

Salmo 

Jer 31, 10-13

R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño». R/.

«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

 

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