Jesús recrimina a las ciudades que no se habían convertido

Jesús recrimina a las ciudades que no se habían convertido

Evangelio según san Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:

«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.

Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

Comentario

Las palabras de parte de Dios, que Isaías trasmite al rey Ajaz, parecen muy apropiadas para este día: «Conserva la calma, no temas y que tu corazón no desfallezca.» Hoy la Iglesia celebra a María bajo su advocación del Carmen. La presencia de la Virgen está íntimamente vinculada a la acción de Dios en medio de los momentos difíciles de la vida.

Podríamos establecer un paralelismo entre las palabras del profeta y las de María en Guadalupe: «Oye y ten por entendido hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no turbe tu corazón. ¿No estoy aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿no soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?» Con Dios, desde la experiencia de María, afrontamos las tormentas del mar de la vida y es la estrella que alumbra nuestro encuentro con el Dios de la vida.

Jesús durante tres años desarrollo su misión a orillas del Mar de Galilea. Las ciudades que hoy se citan son las que recibieron su enseñanza, vieron sus acciones y comprobaron la convicción de sus opciones por el Reino. Sin embargo, no todos abrieron su corazón a la propuesta del Maestro.

Las palabras de hoy cuestionan y ayudan a pensar: ¿Qué ha cambiado en sus vidas? ¿Qué dinámicas sociales ha surgido a partir del paso de Jesús por estas ciudades? Estas preguntas y otras que vayan surgiendo también nos pueden ayudar a nosotros a romper con nuestras inercias y dejarnos interpelar por la persona y el mensaje del Señor.

Como se nos recordaba en una carta pastoral:

«Vivir desde dentro no significa vivir replegado sobre uno mismo y cerrado a la vida, sino hallar el espacio donde la persona pueda encontrarse con Dios y desde donde puede comenzar a vivir su existencia entera con un sentido, una fundamentación y un horizonte último. Para ello es necesario aprender a detenerse, hacer silencio y crear ese clima de recogimiento personal indispensable para reconstruir nuestro interior.»

Lecturas del día

Lectura del libro de Isaías 7, 1-9

Cuando reinaba en Judá Ajaz, hijo de Jotán, hijo de Ozías, subieron a atacar Jerusalén Rasín, rey de Siria, y Pécaj, hijo de Romelías, rey de Israel, pero no lograron conquistarla. Se lo comunicaron a la casa de David:

«Los arameos han acampado en Efraín», y se agitó su corazón y el corazón del pueblo como se agitan los árboles del bosque con el viento».

Entonces el Señor dijo a Isaías:

«Ve al encuentro de Ajaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la alberca de arriba, junto a la calzada del campo del batanero y dile: “Conserva la calma, no temas y que tu corazón no desfallezca ante esos dos restos de tizones humeantes: la ira ardiente de Rasín y Siria, y del hijo de Romelías. Porque, aunque Siria y Efraín y el hijo de Romelías tramen tu ruina, diciendo:

‘Marchemos contra Judá, aterroricémosla, entremos en ella y pongamos como rey al hijo de Tabee!’, así ha dicho el Señor:
‘Ni ocurrirá ni se cumplirá:

Damasco es capital de Siria, y a la cabeza de Damasco está Rasín. (Dentro de sesenta y cinco años, Efraín, destruido, dejará de ser un pueblo). Samaría es capital de Efraín, y a la cabeza de Samaría está el hijo de Romelías. Si no creéis no subsistiréis’”».

Salmo 47, 2. 3-4. 5-6. 7-8

R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre

Grande es el Señor
y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra. R/.

El monte Sión, confín del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar. R/.

Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos. R/.

Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis. R/.

 

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