Los primeros serán últimos y los últimos serán los primeros

Los primeros serán últimos y los últimos serán los primeros

Evangelio según san Marcos 10,28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo:

«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más – casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Comentario del Evangelio

Lo importante no es “qué” se abandona por Cristo, sino “con qué” espíritu se hace. Suele sucedernos que, a veces, somos capaces de grandes despojos y, sin embargo, nos defendemos con uñas y dientes ante quien nos quiere corregir una pequeña costumbre o critica nuestro modo de pensar. Dejarlo todo nunca será sencillo ni espontáneo. Es de lo más parecido a una operación quirúrgica: Duele pero cura. Y su finalidad, según Jesús, no es otra cosa que la plena libertad interior para seguirle por amor y con amor. Hoy nos preguntamos:

¿Hasta cuánto está dispuesto a entregar o entregarme por la causa de Dios?

¿Puedo amar a Dios más que a mi familia?

¿Amo a Dios a través de mis seres más queridos?

Lecturas del día

Lectura del libro del Eclesiástico 35, 1-12

Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión. Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse e la injusticia. No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos.

La ofrenda del justo enriquece el altar, y su perfume sube hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará.Glorifica al Señor con generosidad y no escatimes las primicias de tus manos. Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana. Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades. Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más.

No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificio injustos. Porque el Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas.

Sal 49,5-6.7-8.14.23

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.

«Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
– yo, soy Dios, tu Dios -.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí».

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
«El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios».

Reflexión del Evangelio de hoy   El Señor sabe pagar y te dará siete veces más

Esta primera lectura del Eclesiástico nos descoloca en nuestra cultura de hoy, porque estamos acostumbrados a disfrutar alrededor de nuestro yo, muchas veces pensamos: “Yo me lo he ganado con mi esfuerzo, pues yo me lo disfruto”, a veces este “yo” pasa a un “nosotros”, la mayoría de las veces familiares o amigos cercanos, es decir, podemos ser capaces de compartir lo nuestro, pero con los nuestros. Pero, precisamente, hoy se nos invita a compartir lo que tenemos con todos, a ser generosos sin mirar con quién.

La lectura de hoy nos deja ver que el rito tiene que ir unido a la vida, si no es así el primero queda vacío. Así que como creyentes tenemos que tener presente que Dios nos da primero, para que nosotros respondamos compartiendo con los demás y luego Dios vuelve a darnos centuplicado. Nos dice el texto: “Dios te dará siete veces más”. Dios nos da todo, como dice el Apóstol San Pablo: “¿Qué tienes que no hayas recibido?”

Hay una lista de cosas que enumera Ben Sirá, como, por ejemplo, observar la ley, guardar los mandamientos, hacer favores al prójimo, apartarnos del mal…. Todo esto es lo que agrada a Dios, porque para Dios lo principal es amarlo a Él y al prójimo.

Dios no se deja ganar en generosidad, pero tampoco se deja sobornar, y muchas veces nos acercamos a Él chantajeándolo o intentando comprarlo, si me das… te doy. Los cristianos estamos llamados a compartir lo que tenemos, pero con alegría, sin ser mezquinos. Procuremos que no nos pase como decía San Agustín: “Si das el pan triste, el pan y el mérito perdiste”

Tengamos un corazón agradecido a Dios por todos los bienes recibidos y pidámosle un corazón desprendido y generoso para poder compartirlos.

Recibiréis cien veces más y en la edad futura la Vida Eterna

Ayer veíamos como un joven se iba triste por no poder seguir a Jesús a causa de su apego a las riquezas, hoy el Señor nos hace una promesa al respecto, nos anuncia que el que deje todo, no sólo los bienes materiales, sino también los afectos, como la familia, etc…, no quedará defraudado, sino que recibirá cien veces más y lo más importante, recibirá la Vida Eterna, pero con persecuciones. Cristo no nos lleva a engaños, es cierto que seguirle a Él es ya disfrutar de la Vida Eterna aquí en la tierra, pero con sufrimientos.

Hoy Jesús nos invita a confiar en Él, sabemos que para Dios nada hay imposible y Él nos dará su gracia para dejarlo todo y seguirle, y, sobre todo, Él nos dará su gracia para soportar las persecuciones, el camino no es fácil, pero la fe nos dice que encontraremos la felicidad plena, como dice Pedro en otro lugar: “A dónde vamos a ir, tú solo, Señor, tienes palabras de Vida Eterna”

Hoy, Dios nos sigue buscando, nos sigue invitando a cambiar de rumbo, a que hagamos las cosas diferentes, a descubrir cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida. Es bueno plantearse si nosotros podemos decir como Pedro: “Lo hemos dejado todo y te hemos seguido” Cada uno examínese y vea si realmente lo ha dejado todo o todavía tiene el corazón apegado a algo que le impide seguir al Señor con plena libertad interior. Optar por Cristo siempre será la mejor opción de nuestra vida, porque Él es el que da sentido a ella.

Pidamos al Señor que nos dé fe, esperanza, valor y perseverancia para seguir su camino sin mirar atrás.

 

JOIN OUR NEWSLETTER
Acepto recibir correos.
¿Quiere estar siempre al día? Ingrese su nombre y correo
We hate spam. Your email address will not be sold or shared with anyone else.

Su comentario