Jesús les dice Esta generación es una generación perversa

Jesús les dice Esta generación es una generación perversa

Evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:

«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Comentario del Evangelio 

Realmente hace un milagro, porque en este caso él [Jonás] ha dejado de lado su terquedad y ha obedecido a la voluntad de Dios, y ha hecho lo que el Señor le había mandado. La historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es la resistencia a la misión que el Señor le confía; el segundo es la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios y Nínive se convierte. En el tercer capítulo, hay una resistencia a la misericordia de Dios.

Esas palabras: ‘Señor, ¿no era esto quizás lo que yo decía cuando estaba en mi pueblo? Porque Tú eres un Dios misericordioso y clemente’, y yo he hecho todo el trabajo de predicar, he hecho mi trabajo bien hecho, ¿y Tú les perdonas? Y el corazón con esa dureza que no deja entrar la misericordia de Dios. Es más importante mi sermón, son más importantes mis pensamientos, es más importante toda esa lista de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo que la misericordia de Dios? Hay que esperar en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y en Él hay abundante redención. (Citado de la Homilía de S.S. Francisco).

Lecturas del día

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-10

El Señor dirigió la palabra a Jonás: «Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré». Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada».
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.

La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros: «Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!».

Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.

Sal 50, 3-4. 12-13. 18-19

Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios mío, tú no lo desprecias

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias.

Reflexión del Evangelio de hoy   Dios propone, pero la respuesta está en cada persona…

Quien tiene una responsabilidad sobre un grupo de personas que llevan a cabo una tarea, podrá tener maravillosas dotes para gestionar la tarea, podrá organizar perfectamente todo el trabajo, podrá explicar muy bien lo que debe hacer cada persona, podrá dedicar muchas horas, que, si quien tiene que realizar esas tareas, cumplir con su horario, llevar a cabo la tarea, no lo hace, ni el mejor gestor, el más eficiente, el más organizado puede conseguir nada si el resto no cumple con su obligación.

Es muy fácil cargar a Dios con la responsabilidad de ser el Todopoderoso y que sigan existiendo injusticias, guerras, violencia, terrorismo y catástrofes, pero en realidad su tarea es la de cuidar de cada una de las personas, hacer posible que exista la felicidad, la paz, el amor, pero la decisión de ponerlo en práctica es de cada uno de nosotros y si nosotros fallamos, él lo más que puede hacer es perdonarnos y buscar la manera de que volvamos a encontrar el camino. Él no mueve unos hilos para manipular nuestra vida, Él manifiesta cuál es su voluntad y la ha dejado bien clara, “ámense unos a otros como yo los amo”, lo que hagamos nosotros después ya no está en sus manos, porque para eso nos hizo libres.

A pesar de que nos presenten a Dios como un justiciero que castiga y practica la venganza, lo cierto es que lo que hace es cargar con aquello que no somos capaces de solucionar nosotros y eso quiere decir que las consecuencias de los actos de unos recaen sobre otros y eso suele ser sobre los más débiles y desprotegidos.

… esa es nuestra tarea

Es probable que seas de las personas que cuando tienen que tomar una decisión difícil miren al cielo y pidan una señal, como si la forma de una nube, la intensidad de la luz del sol, la cantidad de estrellas que haya esa noche en el cielo dibujaran la respuesta. Pero, en realidad, las señales están más cerca de lo que nosotros pensamos, suelen estar en nosotros mismos, también en lo que vivimos, en lo que experimentamos, en las personas que nos rodean, en las palabras que escuchamos, esas son las señales que Dios utiliza para hacernos descubrir la respuesta a nuestras preguntas.

Hay datos tan evidentes en lo cotidiano que se nos hacen invisibles y buscamos carteles luminosos que nos ayuden a descubrir la Verdad, esa está tan dentro de nosotros, tan en lo profundo que preferimos lo que viene de fuera, lo que llega en la rapidez, lo que ve a primera vista, aunque resulte ser un completo espejismo que nos hace equivocarnos por no buscar de forma correcta.

 

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