Si alguno quiere venir en pos de mí tome su cruz y me siga

Si alguno quiere venir en pos de mí tome su cruz y me siga

Evangelio según san Lucas 9, 22-25

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:   «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Entonces decía a todos:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Comentario del Evangelio

Hemos empezado la Cuaresma. Hasta ahora la liturgia diaria seguía el evangelio de Marcos, paso a paso. A partir de ayer y hasta el día de Pascua, la secuencia de las lecturas diarias será dada por la tradición antigua de la cuaresma con sus lecturas propias. El texto de hoy habla de pasión, muerte y resurrección de Jesús y con ello afirma que el seguimiento del Señor implica cargar con la cruz. De este modo conviene que nos preguntemos cuál es la imagen que tenemos nosotros cuando confesamos a Jesús como Cristo. ¿Un mesías triunfante? ¿un siervo sufriente? Jesús en este Evangelio deja bien claro que para él no hay medias tientas: la invitación es a negarse a sí mismo y a tomar la cruz para seguirle. Hoy se nos invita a reconocer como toda la vida de Jesús se encuentra orientada a la opción por el Reino de Dios y como sus acciones provocaban también disgusto y oposición, lo que trajo sus consecuencias. No obstante, Jesús no se apartó del camino emprendido… hoy nos exhorta a caminar con él. Ayer y hoy esperamos al Mesías, muchas veces cada uno a su manera. Hoy nos preguntamos

¿Cuál es el mesías que yo espero o que la gente espera?

¿Qué cruz debo cargar para encontrarme con Él en este tiempo de cuaresma?

¿Jesús lo es todo para mi salvación?

Lectura del libro del Deuteronomio 30, 15-20

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.

Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin remedio; no duraréis mucho en la tierra adonde tú vas a entrar para tomarla en posesión una vez pasado el Jordán.

Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».

Sal 1

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Reflexión del Evangelio de hoy   Eligiendo bien

Vida y bien; muerte y mal son una elección libre; el texto destaca la palabra elegir, entre la vida y el bien, la muerte y el mal. Estas palabras son llamamiento a la conversión, para que elijamos la vida. La elección debe hacerse hoy (palabra cuatro veces repetida) y con libertad; pero la Biblia nunca separa la libertad de la responsabilidad. La elección, como quiera que se haga, es definitiva y eterna. Eliges la vida y el bien cuando cumples el mandato, amas al Señor tu Dios, le escuchas, te pegas a Él. Elegir la vida es: vivir, es crecer, experimentar la bendición de Dios en esta tierra. Elegir la vida tiene hoy estos nombres: Dar sentido a la existencia, dar alegría, hacer una convivencia fraterna, ayudar, echar una mano, compartir, vivir con fe el Evangelio.

Eliges la muerte y el mal cuando no obedeces, pones resistencia en tu corazón, te dejas arrastrar por los ídolos…La elección de la muerte tiene hoy estos nombres: egoísmo, injusticia, violencia, odio, olvido de Dios… Vida y felicidad dependen de la escucha y obediencia del corazón a los mandamientos del Señor. La cruz camino, a la plenitud de la “vida”

El Evangelio es una invitación de Jesús a seguirle.

El primer paso es: si quieres… tienes que querer, tienes que desear y es claro que el deseo es seguirle a Él, a su persona, no unas ideas o unas normas. La existencia cristiana es un caminar con Jesús y bajo su dirección. Es estar con Él, en su camino, con Él en una relación personal. Si ya has dado este paso….

Segundo paso: Negarte a ti mismo; que es renuncia al interés personal, despojarte del egoísmo.

Tercer paso: cargar cada día con tu cruz. No quieras dar éste paso si no has dado el anterior en firme. La cruz te resultará tan pesada que no podrás con ella.

Mi cruz soy yo, mi ego, mis dolores corporales, mis dificultades, mis faltas. Seguirle cada día, es ir más allá de los egoísmos, significa enfrentar los asuntos de la vida sin pisotear o hacer sufrir a los demás. La entrega es el camino seguro de la vida, porque la entrega se hace por amor; y el amor es vida, por eso nos salva Cristo, que se entregó por nosotros en la cruz, por amor; para que tengamos nueva vida.Pon tu confianza en el Señor y vive con Cristo el camino Cuaresmal que lleva a la Pascua.

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