Espíritu Santo derramate como lluvia fecunda
Riega nuestra aridez. El Espíritu Santo también es como una lluvia, agua que penetra la tierra seca. Somos tierra que cruje y que llora, seca y agrietada. Pero cuando llueve la gracia, nuestro desierto reverdece y se llena de flores, rebosa de vida. Nosotros hemos regalado nuestra vida a tantas cosas[…]