Evangelio del 4 de marzo de 2025
Marcos 10, 18 – 21
Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.»
Comentario
«Seguir a Jesús desde el punto de vista humano no es un buen negocio: se trata de servir», insistió el Pontífice. Por lo demás, es exactamente lo que «hizo Él: y si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, tú debes comportarte como el último, es decir, con actitud de servicio. Y si el Señor te da la posibilidad de tener bienes, te debes comportar con actitud de servicio, es decir, para los demás». «Son tres cosas, tres escalones, los que nos alejan de Jesús: las riquezas, la vanidad y el orgullo», afirmó el Papa. «Por ello —explicó— las riquezas son tan peligrosas: te llevan inmediatamente a la vanidad y te crees importante»; pero «cuando te crees importante, se te sube a la cabeza y te pierdes». (…) «no es algo bueno ver a un cristiano —laico, consagrado, sacerdote, obispo— que quiera las dos cosas: seguir a Jesús y los bienes, seguir a Jesús y la mundanidad». Es «un contra-testimonio que aleja a la gente de Jesús». Antes de continuar con la celebración de la Eucaristía, el Papa invitó a pensar de nuevo en la pregunta de Pedro: «Lo hemos dejado todo, ¿cómo nos pagarás?». Y a tener bien presente la respuesta de Jesús, porque «el precio que Él nos dará será asemejarnos a Él: este será el “salario”». Y «asemejarse a Jesús» (papa Francisco)
Lecturas del día
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácides) 35, 1 – 15
La ofrenda más grata al Señor
es la que ofrece aquel que cumple su ley.
El que guarda los mandamientos
ofrece un sacrificio de acción de gracias,
el que hace favores al prójimo ofrenda el mejor trigo,
el que da limosna ofrece un sacrificio de alabanza.
Apartarse del mal es darle gusto al Señor,
evitar la injusticia es sacrificio de expiación por el pecado;
no te presentes, pues, ante Dios con las manos vacías:
todo esto es mandato del Señor.
La ofrenda del justo enriquece el altar
y su aroma sube hasta el Altísimo.
La ofrenda del justo es agradable a Dios
y su memorial no será olvidado.
Honra al Señor con ánimo alegre
y no seas tacaño al pagarle tus primicias.
Haz tu ofrenda de buena gana
y santifica con gozo tus diezmos.
Dale al Altísimo según la medida en que él te ha dado a ti;
dale tan generosamente como puedas,
porque el Señor sabe recompensar
y te dará siete veces más.
No pienses en sobornar al Señor, porque él no recibirá tus dones,
ni confíes en la ofrenda de cosas mal habidas,
porque el Señor es un juez
que no se deja impresionar por apariencias.
Sal 49,5-6.7-8.14.23 (audio)
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios
Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.
«Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
– yo, soy Dios, tu Dios -.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí». R/.
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
«El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R/.