Jesus sabía lo que había dentro de cada persona

Jesus sabía lo que había dentro de cada persona

Introducción

En este tercer domingo de Cuaresma las lecturas nos hacen un claro llamamiento a profundizar, a dejar de lado imágenes e ídolos y girar nuestras vidas hacia el que dice de sí mismo: «soy el Señor, tu Dios». Nos encontramos con esta propuesta de mirada interior tanto en el texto del Éxodo, cuando Dios entrega a Moisés los Mandamientos, como en el texto de Juan.

En la lectura que nos ofrece el Evangelio de hoy Jesús se enfrenta a quienes han convertido el templo en un mercado donde no hay verdadero encuentro con su Padre, sino una suerte de compra y venta de “favores divinos”.

Esta invitación quizás nos ayude a despojarnos de lo superficial para avanzar en lo esencial de nuestras vidas.

Evangelio según san Juan 2, 13-25

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:

«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Comentario del Evangelio

Jesús busca una religión de vida

Jesús quiere anunciar, proféticamente, una religión nueva, personal, sin necesidad de “sustituciones”. Por eso dice: “Quitad esto de aquí”. No se ha de interpretar, pues, como un acto político-militar como se hizo en el pasado. Es, consideramos, una profecía “en acto”. La religión que plantea Jesús es que el culto y los ritos pueden llevar a confundir a sus seguidores y hacerlos más trascendentes (el culto y los ritos) que el mensaje mismo del Evangelio.

Lecturas del dia

Lectura del libro del Éxodo 20, 1-17

En aquellos días, el Señor pronunció estas palabras: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.No tendrás otros dioses frente a mí. No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo el pecado de los padres en los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian.

Pero tengo misericordia por mil generaciones de los que me aman y guardan mis preceptos.No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Recuerda el día del sábado para santificarlo. Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos; y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».

Salmo 18, 8. 9. 10. 11

R: Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.

Carta de san Pablo a los Corintios 1, 22-25

Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados —judíos o griegos—, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

Comentario bíblico Sacerdotes Dominicos

La primera lectura es el famoso Decálogo, corazón de un «código de la alianza» que ha venido a ser la expresión más definida de la teología sacerdotal (a diferencia del Decálogo de Dt 5,6-21) y que ha jugado un papel considerable en la evolución ética de la humanidad. Aún expresado en forma negativa y absoluta, tiene unos objetivos bien determinados: proteger a la comunidad, al pueblo de la Alianza, para darle una identidad y que no vuelvan a la esclavitud. Es eso lo que le espera al pueblo si adoran a otros dioses extraños ya que todos los imperios tenían sus dioses protectores y los dominadores los imponían como signo de victoria.
Se ha dicho que en el fondo de todo debemos saber ver la gratitud de Dios. Pero es que en Dios está la fuente de toda la justicia y dignidad humana, según la mejor teología bíblica.

La segunda lectura nos propone la sabiduría de la cruz. Es un pasaje de la carta en donde Pablo afronta el problema de la división de la comunidad en distintas facciones que se remiten a personajes del cristianismo primitivo. El texto de hoy propone que en la cruz, las divisiones, los partidos, los grupos de élite de una comunidad, quedan a la altura de nuestras propias miserias.

Pablo habla del Cristo crucificado frente al que no caben las divisiones, el valer más o menos, el ser los primeros o los últimos, porque en la cruz de Cristo se revela el Dios que se ha “abajado” a nosotros.

La religión de la cruz, no obstante, no es la religión de la ignominia, sino de la condescendencia con los débiles y con los que no cuentan en este mundo. Ese es el único camino donde podemos reconocer a nuestro Salvador.

Desde ahí Pablo quiere curar la locura de las divisiones y de las arrogancias humanas que existen.

Por último, el evangelio de Juan nos presenta esa escena de Jesús que cautiva a mentes proféticas y renovadoras. Desde luego, es un acto profético y no podemos menos de valorarlo de esa forma: en el marco de la Pascua, la gran fiesta religiosa y de peregrinación por parte de los judíos piadosos a Jerusalén.

Esta es una escena que no debemos permitir se convierta en tópica; que no podemos rebajarla hasta hacerla asequiblemente normal. Está ahí, en el corazón del evangelio, para ser una crítica de nuestra “religión” sin corazón con la que muchas veces queremos comprar a Dios. Es la condena de ese tipo de religión sin fe y sin espiritualidad que se ha dado siempre y se sigue dando frecuentemente.

Ya Jeremías (7,11) había clamado contra el templo porque con ello se usaba el nombre de Dios para justificar muchas cosas. Ahora, Jesús, con esta acción simbólico-profética, como hacían los antiguos profetas cuando sus palabras no eran atendidas, quiere llevar a sus últimas consecuencias el que la religión del templo, donde se adora a Dios, no sea una religión de vida sino de… vacío. Por eso mismo, no está condenando el culto y la plegaria de una religión, sino que se haya vaciado de contenido y después no tenga incidencia en la vida.

No olvidemos que este episodio ha quedado marcado en la tradición cristiana como un hito, por considerarse como acusación determinante para condenar a muerte a Jesús, unas de las causas inmediatas de la misma. Aunque Juan ha adelantado al comienzo de su actividad lo que los otros evangelios proponen al final (Mc 11,15-17; Mt 21,12-13; Lc 19,45-46), estamos en lo cierto si con ello vemos el enfrentamiento que los judíos van a tener con Jesús.

Este episodio no es otra cosa que la propuesta de Jesús de una religión humana, liberadora, comprometida e incluso verdaderamente espiritual.

Se está anunciando el cambio de una religión de culto por una religión en la que lo importante es dar la vida los unos por los otros, como se hace al mencionar el «cuerpo» del Jesús que sustituirá al templo. Aquí, con este episodio (aunque no sólo), lo sabemos, Jesús se jugó su vida en “nombre de Dios” y le aplicaron la ley también “en nombre de Dios”. ¿Quién llevaba razón?

Como en el episodio se apela a la resurrección (“en tres días lo levantaré”), está claro que era el Dios de Jesús el verdadero y no el Dios de la ley. Esta es una diferencia teológica incuestionable, porque si Dios ha resucitado a Jesús es porque no podía asumir esa muerte injusta. Pero sucede que, a pesar de ello, los hombres seguimos prefiriendo el Dios de la ley y la religión del templo y de los sacrificios de animales. Jesús, sin embargo, nos ofreció una religión de vida.

JOIN OUR NEWSLETTER
Acepto recibir correos.
¿Quiere estar siempre al día? Ingrese su nombre y correo
We hate spam. Your email address will not be sold or shared with anyone else.

Su comentario