Evangelio según San Mateo 3,13-17
Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro! Pero Jesús le respondió: Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo. Y Juan se lo permitió. Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que decía:
Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección.
Comentario del Evangelio
El bautismo es la revelación de que Jesús es el Hijo. Nuestro bautismo se explica de la misma manera: somos hechos hijos en el Hijo. Digámonoslo a nosotros mismos: “¡Somos hijos!”. ¿Y qué significa ser hijos? Ser hijos es darnos cuenta de que la vida es fruto del don gratuito de la gracia. Podríamos decir que en el principio era la gracia. No era la falta ni la escasez ni la soledad ni el desamparo. Lo que define a la filiación es la experiencia de un amor incondicional. Ser hijo es reconocerse amado por un amor así y hacer de ello el punto de partida de una vida hecha de confianza. Vivamos así, ¡como bautizados!
Lecturas del día
Libro de Isaías 42,1-4.6-7
Así habla el Señor: Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.
Salmo 29(28),1a.2.3ac-4.3b.9b-10
¡Aclamen al Señor, hijos de Dios!
¡Aclamen la gloria del nombre del Señor,
adórenlo al manifestarse su santidad!
¡La voz del Señor sobre las aguas!
el Señor está sobre las aguas torrenciales.
¡La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es majestuosa!
El Dios de la gloria hace oír su trueno:
el Señor arrasa las selvas.
El Señor tiene su trono
sobre las aguas celestiales,
el Señor se sienta en su trono de Rey eterno.
Libro de los Hechos de los Apóstoles 10,34-38
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: “Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él.El envió su Palabra a los israelitas, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. “Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él.
Comentario de san Jerónimo (347-420) El bautismo de Jesús
El Salvador recibió el bautismo por tres razones. La primera razón, porque nacido de hombre quería cumplir con todas las prescripciones de la Ley. La segunda, porque deseaba suplir con su bautismo al bautismo de Juan. La tercera razón fue que, mientras santificaba las aguas del Jordán, el descenso de la paloma puso en evidencia que el Espíritu Santo desciende en los fieles en el bautismo.
“Ahora déjame hacer esto”. Dice “ahora”, para mostrar que si Cristo debía ser bautizado en el agua, Juan debía serlo por Cristo en el Espíritu. O bien lo que dijo tenía otro significado: “Ahora déjame hacer esto”, porque tomé la forma de esclavo y quiero llegar a su plena humildad. Pero debes saber que el día del juicio tú deberás ser bautizado con mi bautismo. “Ahora déjame hacer esto”, tengo otro bautismo para ser bautizado, el bautismo de la Pasión (cf. Lc 12,50). Me bautizas en el agua para que yo, por mi, te bautice en tu sangre (cf. Mt 14, 3-12).
“Conviene que así cumplamos todo lo que es justo”. No agregó si se trata de la justicia de la Ley o del orden natural, para que comprendiéramos que eran las dos. Si Dios ha recibido el bautismo de un hombre, que nadie considere indigno de recibirlo de un compañero de servidumbre.
“En ese momento se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él…”. Es el misterio de la Trinidad que se manifiesta en ese bautismo. El Señor es bautizado, el Espíritu Santo desciende bajo el aspecto de una paloma y se escucha la voz del Padre dando testimonio de su Hijo.
Los cielos se abren, no que los elementos se separan sino que lo ven así los ojos del espíritu, esos ojos con los que Ezequiel vio también los cielos abiertos, tal como lo decribe al comienzo de su libro (Ez 1,1). La paloma se dirige hacia Jesús, para que entendiéramos que la palabra del Padre no era para Juan sino para Jesús.
