Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos

Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 7, 31-37

Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.

Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo:

«Efatá», que significa: «Ábrete.»    Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.

Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Comentario

Los gentiles se alegraron de recibir la palabra del Señor

El autor de la primera lectura nos recuerda lo que Pablo y Bernabé dijeron a los judíos: “Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazasteis… sabed que nos dedicamos a los gentiles… Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron”.

San Pablo y Bernabé son bien conscientes del mandato del Señor de predicar su evangelio a toda creatura, a todos los pueblos. Es la mejor noticia que se les puede ofrecer para vivir la vida con sentido y con alegría.

También nosotros lo cristianos del siglo XXI hemos de vivir y predicar a nuestros contemporáneos la mejor noticia de todos los tiempos para que la alegría y la esperanza inunden sus corazones.

Está cerca de vosotros el reino de Dios

Jesús no se conforma con elegir a doce de sus amigos para que le acompañen en su predicación. Elige igualmente a “otros setenta y dos y les mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él”, porque es consciente de que “la mies es abundante y los obreros pocos”.

Es sorprendente los detalles que el Señor da a sus enviados en la misión que les encomienda en este fragmento evangélico. No deben llevar ni vestimenta, ni alforja, ni sandalias, ni deben saludar a nadie por el camino, deben desear la paz a la casa que los reciban. También les pide que no anden cambiando de casa, que coman lo que les pongan y que curen a los enfermos que allí haya. Lo importante, más allá de todos estos detalles, es que les anuncien su buena noticia: “está cerca de vosotros el reino de Dios”.

Lecturas del día

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 46-49

En aquellos días, Pablo y Bernabé dijeron a los judíos:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.

La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región.

Salmo 116, 1. 2

R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.

JOIN OUR NEWSLETTER
Acepto recibir correos.
¿Quiere estar siempre al día? Ingrese su nombre y correo
We hate spam. Your email address will not be sold or shared with anyone else.

Su comentario