Espíritu Santo llévanos donde tu quieres
Cuando imaginamos al Espíritu como viento, dejemos espacio a la fantasía. El viento hincha las velas y empuja la barca; juega con las arenas del desierto derribando y remodelando dunas; encrespa y hace retumbar las olas del mar; transporta nubes y polen; ruge, silva, se calla… Dejémonos conducir o arrebatar por[…]